El terremoto de esta madrugada en el centro de Marruecos, con epicentro en Ighil, a 60 kilómetros al este de la ciudad de Marrakech, ya es considerado como el más fuerte de la historia del país, de magnitud 7 y con un balance provisional a media mañana del sábado de un mínimo de 630 muertos. Este seísmo, sin embargo, tiene un precedente histórico que, a pesar de ser de menos magnitud, 5,7, tuvo un balance de víctimas desastroso, de al menos 15.000 muertos y 12.000 heridos, que tuvo lugar en torno a la ciudad de Agadir, en el sur del país, el 29 de febrero de 1960, y que hasta ahora era recordado como el más trágico de la historia marroquí.

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Considerado como el más destructivo de los seísmos marroquíes, el terremoto de la ciudad costera de Agadir supuso la muerte de casi un tercio de la población y dejó a más de 35.000 personas sin vivienda a causa de un hipocentro muy próximo a la ciudad y muy poco profundo, hecho que se sumó a la poca consistencia de los edificios del momento. El temblor tuvo lugar poco antes de la medianoche, por lo cual, como ha pasado nuevamente, sorprendió a la mayoría de la población en sus hogares, por lo cual la mayoría de las víctimas lo fueron por el hundimiento de las propias viviendas.

Agadir 1960 foto universal studios
Imagen de la destrucción de Agadir, pocos días después del terremoto / Universal Studios

El terremoto del 29 de febrero de 1960 de Agadir llegó precedido por otros seísmos el día 23 y el mismo 29 a mediodía. Se dio la circunstancia, además, de que se produjo durante el mes de ramadán -que se adelanta unas dos semanas cada año porque se rige según el calendario lunar, más corto que el solar- y el rey Mohamed V -abuelo de Mohamed VI- como imán y, por lo tanto, autoridad espiritual, emitió una dispensa especial a los trabajadores de rescate que les liberaba de la obligación de abstenerse de comer y beber. Entre los desastres patrimoniales se incluyó el hundimiento de la kasbah de Agadir, una fortaleza que se había mantenido en ruinas durante siglos pero que no resistió el embate del seísmo.

Los daños fueron peores en la infraestructura de la ciudad, con la destrucción de todas las redes de agua y alcantarillado subterráneas. De hecho, se calcula que la destrucción afectó a un 70 por ciento de la ciudad y Mohamed V hizo un llamamiento de ayuda a todo el país y con el entonces príncipe heredero y posteriormente rey Hassan II, se desplazó a la zona. Asimismo, unidades de las armadas francesa y de los Estados Unidos se añadieron a las tareas de rescate. Finalmente, el 2 de marzo, la ciudad sufrió un tsunami.