El joven que murió en el descarrilamiento de Vacarisses del pasado 20 de noviembre iba sentado. La víctima mortal viajaba en uno de los asientos plegables que flanquean las entradas del vagón cuando salió disparado del tren al abrirse las puertas bruscamente después del choque. Varios testigos confirman esta versión y descartan ―como inicialmente se apuntaba― que el hombre viajara de pie.

"Recuerdo mucho ruido y movimiento. Sólo pensaba en cogerme a algún sitio", explica Miquel. Este pasajero se encontraba sentado también en uno de los asientos plegables, al lado del joven que perdió la vida. Después de la primera colisión, el tren siguió avanzando hasta que chocó lateralmente con parte de las rocas que ocupaban la vía a causa del desprendimiento. "Las puertas se abrían y cerraban constantemente hasta que salieron volando", señala. Miquel tiene grabada la imagen de la víctima del descarrilamiento todavía sobre su asiento, pero moviendo el cuerpo descontroladamente, como si hubiera perdido la conciencia. Acto seguido, el hombre salió disparado del vagón, y quedó sepultado entre las rocas y el propio tren.

Aziz estaba sentado en los primeros asientos justo detrás del conductor y también vio cómo el joven volaba de su asiento plegable y quedaba medio aturdido a su lado. "Sólo recuerdo un fuerte golpe en la espalda, salir volando y acabar tirado en el suelo del vagón", explica. Los dos fueron encontrados fuera del tren pero el propio vagón descarrilado empujó a un lado a este albañil, evitando así que quedara sepultado. A raíz del accidente, Aziz se fracturó una vértebra lumbar, motivo por el cual continúa ingresado en una clínica de Barcelona.

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"Tardaré mucho en el volver a coger el tren", afirma convencido Josep Porras. Este vecino de Manresa trabaja en la recepción del edificio que la Universitat Pompeu Fabra tiene en el Poblenou y llevaba casi dos años realizando el mismo trayecto entre su casa y el trabajo cuando sufrió el accidente. "Ahora vengo en autocar. Tardo más, pero al menos llevo cinturón", explica. Porras recuerda como después del choque, todo el vagón se quedó a oscuras. Al salir al exterior, se pudo enterar ―mientras caminaba entre un barro que llegaba "hasta las rodillas"― de que el conductor había perdido el conocimiento después de la colisión, al caerle parte del techo encima.

Porras todavía no es capaz de entender que con condiciones meteorológicas tan especiales no se comprobara el estado de la vía: "No me puedo creer que no se pudiera detectar antes. Con la cantidad de lluvia que cayó los días anteriores era fácil de prever que había riesgo de desprendimientos", señala Porras. Estas precipitaciones fueron registradas por uno de los conductores de la línea de Rodalies y se hicieron públicas después del accidente. Según Adif, el día antes del descarrilamiento se inspeccionó visualmente la zona, comprobando que la trinchera no había sufrido daños de gravedad. "La vía estaba en perfecto estado", en palabras de Isaías Táboas, presidente de Renfe.

"El accidente se habría podido evitar con un mantenimiento adecuado", asegura Mireia Obradors, la portavoz de la plataforma de afectados por la línea R4 de Rodalies. Este grupo de usuarios se creó con motivo del descarrilamiento con el fin de pedir que se depuren responsabilidades al respecto y se busquen soluciones. "No nos podemos jugar la vida cada día para ir a trabajar", dice Obradors, quien añade que la mayoría de las víctimas del accidente tendrán que volver a utilizar esta línea de Rodalies porque no tienen opciones alternativas que sean competitivas.

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La portavoz hace una llamada a ser "efectivos" y exige a los responsables que comprueben si se están cumpliendo los mínimos. "Lo principal es que los trenes sean seguros. Tienen que garantizar el servicio adecuado por el que pagamos los usuarios", concluye Obradors. En la misma línea ya se pronunciaba el pasado noviembre Francisco Cárdenas, responsable de UGT Renfe, quien apuntaba que "hacen falta más obras en Rodalies" porque ha habido "muchos años de carencias". Cárdenas hacía énfasis en el agravio comparativo con las medidas de seguridad que sí que se toman con los trenes de alta velocidad: "No pasa ningún tren a revisar el estado de la vía antes del primer trayecto. En el caso del AVE sí que se hace. En Rodalies cualquier anomalía la comunica el primer conductor".

A la espera de las primeras citaciones judiciales, la plataforma de afectados ―que agrupa a una treintena de pasajeros a falta de más incorporaciones― estudia presentar una demanda colectiva al magistrado guardia que lleva el caso desde el pasado noviembre.