Este jueves, el Vaticano se ha despedido definitivamente del papa emérito Benedicto XVI en un funeral que ha durado casi una hora y media. A hombros de los doce llamados "sediarios vaticanos", el féretro con los restos mortales de Benedicto XVI ha llegado al atrio de la plaza de San Pedro desde el interior de la basílica, donde había sido instalada la capilla ardiente, en torno a las 9:00 horas. La procesión ha empezado en medio del toque de campanas a muerto. A su llegada al sagrario de la plaza, el ataúd se ha situado delante del altar, en el suelo, sobre una alfombra. Sobre el féretro, el secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Ganswein, ha colocado un libro de los Evangelios abierto.

El arzobispo Georg Gaenswein al lado del ataúd durante el funeral del Papa emérito / EFEBenet XVI.
El arzobispo Georg Gaenswein al lado del ataúd durante el funeral del papa emérito Benedicto XVI / EFE

Homilía del papa Francisco

El papa Francisco ha llegado minutos antes de la procesión en silla de ruedas, consecuencia de sus problemas de salud, y se ha sentado en una butaca colocada especialmente para él en el altar. El pontífice argentino ha presidido, en lo que es casi una circunstancia inédita en la historia de la Iglesia católica, el funeral de su predecesor, muerto el pasado 31 de diciembre a los 95 años, después de casi 10 desde que renunció al pontificado, y que ha oficiado el decano del colegio cardenalicio, el italiano Giovani Battista Re, y han concelebrado 130 cardenales, 400 obispos y 4.000 sacerdotes. La homilía de Francisco, obligado a leerla sentado a causa de sus problemas de rodilla, ha empezado con las palabras "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu", que son las últimas que Jesús pronunció en la cruz según el Evangelio.

papa Francisco silla de ruedas plaza Sant Pere / efe
El papa Francisco llega en silla de ruedas en la plaza de San Pedro / EFE

"También nosotros, aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos, como comunidad eclesial, seguir sus huellas y confiar a nuestro hermano a manos del Padre: que estas manos de misericordia encuentren su luz encendida con el aceite del Evangelio, que él derramó y testimonió durante su vida", ha asegurado Francisco. El papa ha recordado las palabras de San Gregorio Magno a un amigo: "En medio de las tempestades de mi vida, me anima la confianza en que tú me mantendrás a flotación en la mesa de tus oraciones, y que, si el peso de mis faltas me rebaja y humilla, tú me prestarás el auxilio de tus méritos para levantarme".

El decano del Colegio Cardenalicio, el italiano Giovanni Battista Re, ha sido el encargado de oficiar la segunda parte de la misa, y también los ritos finales, como rociar el agua bendecida sobre el ataúd de Benedicto XVI y después el incienso.

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El papa Francisco oficiando la homilía en el funeral de Benedicto XVI / EFE

Traslado del féretro de Benedicto XVI a la cripta vaticana

El féretro con los restos mortales del papa emérito Benedicto XVI se ha trasladado al final de la misa desde la plaza de San Pedro hasta las Grutas Vaticanas, donde será enterrado en la tumba que perteneció al san Juan Pablo II. El ataúd lo han vuelto a llevar los 12 "sediarios", los portadores de las antiguas sillas gestatorias, y los fieles en la plaza de San Pedro se han despedido definitivamente de Benedicto XVI con un fuerte aplauso. Antes de entrar en la basílica, el papa Francisco se ha levantado de la silla de ruedas, se ha parado de pie durante unos minutos delante del féretro y ha puesto su mano encima. Los cerca de 130 cardenales que han asistido al funeral también han entrado en la basílica para el saludo final mientras sonaban las campanas de San Pedro.

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El papa Francisco delante del féretro de Benedicto XVI / EFE

El féretro de madera de ciprés en el cual está Benedicto XVI será precintado con cintas rojas, en las cuales se pondrán los sellos de la Cámara Apostólica, de la Jefatura de la Casa Pontificia, de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del papa y del Capítulo Vaticano. Así pues, la caja de ciprés será encajada en otra de cinc de cuatro milímetros de grosor, a su vez encajada en otra de madera de olmo barnizada. Sobre esta última colocarán un sencillo crucifijo y el escudo del pontífice difunto, y una sencilla lápida, en la cual está escrito en latín el nombre del papa y las fechas de nacimiento y muerte, cubrirá el entierro. Según la praxis, en la ceremonia, que se celebrará de manera privada y delante de los más próximos al pontífice, un notario del Capítulo de la Basílica Vaticana redactará el acta de la sepultura y la leerá ante los presentes. Fue el mismo Joseph Ratzinger quien dejó como última voluntad ser enterrado en la pequeña capilla de las criptas vaticanas, donde también estaba la tumba de Juan Pablo II, antes de que en 2011 se trasladara a la parte superior de la basílica para su beatificación y posterior canonización. Benedicto XVI descansará, pues, a pocos metros de la tumba del Apóstol Pedro, al lado de la tumba de Pablo VI y enfrente de la de Juan Pablo I.

Feretre Benet XVI entrando en la basilica / EFE
El féretro del papa emérito Benedicto XVI entrando en la basílica de San Pedro / EFE

50.000 fieles despiden al papa Benedicto XVI

Cerca de 50.000 personas han asistido este jueves al funeral del papa emérito, Benedicto XVI, una cifra que se ha situado por debajo de las primeras estimaciones, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana. El miércoles, la prefectura de policía de la capital italiana estimó incluso la llegada de casi 100.000 personas a la plaza de San Pedro, después de que durante los tres días de capilla ardiente cerca de 200.000 visitantes acudieran a la basílica para dar el último adiós al papa que renunció en 2013. Con todo, no se han vivido las aglomeraciones de otros funerales pontificios, como el del papa Juan Pablo II, al cual asistieron cerca de 200.000 fieles.

A partir de las 6:00 se ha empezado a permitir el acceso a la plaza de San Pedro para los fieles, que lenta y ordenadamente se han empezado a sentar, porque en esta ocasión no se han repartido entradas, sino que solo hacía falta ponerse en la fila para entrar al recinto. Para acceder a la plaza de San Pedro era necesario pasar controles y un detector de metales, se ha cerrado al tráfico y se han retirado todos los vehículos aparcados en las calles adyacentes al Vaticano. Siguiendo el plan de seguridad, aprobado por la Policía de la capital italiana, se ha cerrado el espacio aéreo en toda la zona y se han puesto a disposición helicópteros, francotiradores, cuerpos especiales, incluidos los de lucha contra el terrorismo, bomberos, y la policía municipal. En total, en el dispositivo han participado más de 1.000 agentes.