La Agencia de Salud de los Estados Unidos, FDA, rompe con un 'tópico' instaurado hasta ahora: sí se pueden utilizar mascarillas caducadas. Eso sí, no recomiendan en el caso de mascarillas quirúrgicas utilizadas que tan sólo sirven para una vez. Explícitamente dicen: "Esta política se aplica a los FFR que no tienen válvulas de exhalación, que no incorporan un diseño de pato y que no contienen agentes antimicrobios".

¿Cómo se consigue alargar la vida de una mascarilla?

Desde la FDA, consideran que la tensión en el suministro ha provocado pensar en alternativas seguras para su reutilización, como el calor seco: "A pesar de que [el personal sanitario] tendría que seguir utilizando un respiradero nuevo adecuado, autorizado por la FDA o autorizado cuando esté disponible según los protocolos existentes de la organización sanitaria, en caso de que haya escasez de suministro, reutilización de productos descontaminados o reducidos a la carga biológica los respiraderos son una opción potencial", se explicita en la Guía de la FDA publicada esta semana.

Pone el ejemplo concreto con un modelo: "En determinadas circunstancias, los respiraderos de un solo uso [filtradores para la cara facial], que incluyen N95, se pueden reutilizar un número limitado a veces si se han descontaminado adecuadamente o han sufrido una reducción suficiente de la carga de la carga".

¿Qué es el calor seco?

Para entender cuándo una mascarilla habrá pasado por este proceso de calor seco hay que saber definirla. Así pues, se obtiene teniendo en cuenta:

  • Temperaturas constantes de 70 grados durante 60 minutos como mínimo para reducir la carga suficiente o de 75 grados durante 30 minutos
  • Una evaluación detallada de las temperaturas de la cámara garantiza una distribución uniforme del calor
  • Hay una "transferencia de calor altamente controlado", como en un horno de laboratorio o un horno de convección industrial.
  • El sistema no es un electrodoméstico como un horno o una olla a presión a causa de la imprecisión en el control de temperatura y la posibilidad de contaminación cruzada.

Sin embargo, la agencia aconsejó lanzar máscaras en determinadas situaciones, como durante los procedimientos de generación de aerosoles, máscaras difíciles de respirar y máscaras contaminadas con sangre u otros fluidos corporales de pacientes, entre otras circunstancias.