Presión al Gobierno para aprobar un nuevo fármaco contra el Alzhéimer. En una rueda de prensa de este miércoles, la Fundación Pasqual Maragall ha reclamado al ejecutivo estatal que acelere la implantación del nuevo medicamento aprobado por la Unión Europea contra la enfermedad. Se trata de Leqembi, que fue avalado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) el noviembre del año pasado, y que es útil para etapas tempranas. Es decir, que muchos de los pacientes actuales ya no tendrán acceso si no se aplica pronto, tal como ha recordado el director de la entidad, Arcadi Navarro. Es por esto que pide que se hagan pruebas en la sanidad pública para que se pueda disponer por al máximo de pacientes posibles. Actualmente, en Catalunya hay unos 120.000 enfermos de Alzheimer, que serán el doble en 2050.

Navarro ha admitido que el medicamento solo ralentiza la progresión de la enfermedad y que se puede aplicar a un 2% de los enfermos como mucho, pero también lo ve como un primer paso para abordar al Alzhéimer desde otras perspectivas biomédicas. El hecho es que hay unos 180 ensayos a escala mundial sobre unos 130 posibles fármacos, que permitirían en unos años atacar la enfermedad de forma personalizada para cada paciente con una "panoplia" de terapias combinadas, como pasa con el cáncer o el sida. De esta manera —pocos días antes del Día Mundial del Alzhéimer—, la fundación ha querido dar un mensaje de esperanza a los millares de afectados y a los familiares, que asumen los cuidados. Un ejemplo esperanzador es como un simple análisis de sangre puede detectar factores de riesgo de desarrollar la enfermedad 10 o 20 años antes de tenerla, cosa que permitiría estrategias preventivas. La realidad es que la investigación mejora cada año, después de décadas de estancamiento, y cada vez se conoce mejor la enfermedad.

Las cuidadoras, las grandes olvidadas

El director de la fundación sí que ha reconocido que los tratamientos actuales no son lo bastante eficaces, de manera que todavía es demasiado pronto para hacer cribados poblacionales. Ahora, lo que toca es tomar medidas preventivas, que son las mismas que para otras enfermedades: hacer ejercicio, cuidar la dieta, evitar el alcohol y el tabaco y potenciar las relaciones sociales. "Lo que va bien para el corazón, va bien para el cerebro", ha dicho. Según Navarro, el estilo de vida y factores ambientales pueden retrasar algunos años el 40 o 45% de los diagnósticos, cosa que permitiría ganar muchos años de calidad de vida.

Por otra parte, la Fundación Pasqual Maragall ha alertado de que las cuidadoras son las grandes "olvidadas" del Alzhéimer, ya que sufren en soledad y sin conocimiento de una enfermedad que las obliga a cambiar radicalmente sus vidas. Según el informe Cuidar Millor que se ha presentado este miércoles, el 90% de las cuidadoras acaban desarrollando problemas psicológicos y físicos, y tienen peores indicadores de salud que los cuidadores otras enfermedades. Está en este contexto que la entidad ha centrado su campaña del Día Mundial del Alzhéimer en ellas. Sí, ellas, porque la mayoría son mujeres y del entorno familiar.

Algunos datos rápidos: ocho de cada diez familias asumen el coste (42.000 euros anuales) y el cuidado del enfermo, y el 76% de las personas que hacen esta tarea son mujeres, de 57 años por término medio y dedican unas 70 horas semanales, cosa que impacta en su vida laboral y social. En el caso de los profesionales, un 67% no tienen formación específica en Alzhéimer, todo y que el 87% han expresado voluntad de recibir.

Marta, de 48 años, se cogió una excedencia del trabajo hace dos años para poder cuidar a la madre. "Es como una carrera de fondo en que no sabes cuándo llegará el muro", ha dicho, y ha añadido: "No me arrepiento de haber cogido una excedencia porque estoy más cerca de ellos —de la madre y del padre—; he ganado en amor y paciencia y estoy contenta de haber dado el paso, pero la verdad es que estás sola". En esta línea, ha lamentado la falta de ayudas y de formación sobre la enfermedad, sobre todo en el momento del diagnóstico, y ha admitido que no todas las cuidadoras pueden "comprar el tiempo" mediante una excedencia de trabajo como ha hecho ella. De hecho, hay casos en los cuales los enfermos tienen que ser atendidos por cuidadoras profesionales, en casa o residencias.