Mientras los diarios de Madrid se alteran, escandalizados por lo que llaman "17 Navidades distintas" (una por comunidad autónoma), los de Barcelona, más sensatos, explican alguna cosa sustantiva sobre las restricciones. El Punt Avui y el Ara hacen dos simpáticos títulos parecidos sobre el contenido de las medidas ("Medio paso atrás" y "Restricciones a medias", a cinco minutos de coincidir). El Periódico explica qué piensa hacer la Generalitat para que hagamos caso a las restricciones (no es ninguna originalidad: multar). De manera que, leídas las portadas al mismo tiempo, resulta que el Govern adopta restricciones tibias sobre las que aplicará un control muy estricto. Quizás resulta una política de éxito.

Lo que resulta complicado de comprender —quizá pide los servicios de algún especialista de la conducta— es qué les pasa a los diarios que se indignan con el hecho de que cada comunidad autónoma ejerza las competencias que tiene asignadas, en este caso la gestión de las medidas para contener la pandemia. A ver, si vives en Figueres, te recomiendan que te quedes en casa y te limitan la movilidad entre municipios y/o comarcas ¿qué daño te hace lo que decida Extremadura o Galicia en su territorio? Entre los países que te gustaría ser hay unos cuantos que funcionan así —Estados Unidos, Alemania...

El caso es que hoy incluso La Vanguardia y El País se apuntan a quejarse. El diario de Barcelona porque ayer fue muy complicado de entender qué decía el Gobierno —lo explica mucho bien Iu Forn en su pieza de hoy: lee y difunde— y, de propina, añade al lío el hecho de que cada autonomía regule las restricciones como bien le parezca. El diario de Madrid, con su circunspección típica, levanta la ceja a una columna —cabe decir que el título principal es una noticia concreta— y también habla de "17 navidades distintas", como El Mundo.

ABC parece a punto de la histeria. Habla "de la Navidad del caos" y acusa al gobierno español de "haber renunciado al mando único", cosa de la que se quejaban la pasada primavera, cuando Moncloa arrebató las competencias a las autonomías para centralizarlas en el ministerio de Sanidad. El Mundo dice que Illa, el ministro de la cosa, se sale por la tangente con "las 17 navidades diferentes" y "presume de vacuna". Pobre ministro. Si lo único que ha hecho es decir, sin aspavientos, que la vacunación arranca el 27 de diciembre y que es "el principio del fin". Más modesto y menos original no se puede ser. Es muy cómico que el diario se rebote cuando se anuncia la noticia del año porque lo hace el ministro de un gobierno que no le gusta. ¿Se puede ser más paleto, más inmaduro?

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