Un cónsul ha abandonado el saló Sant Jordi del palacio de la Generalitat mientras el president, Quim Torra, pronunciaba un discurso con una fuerte carga reivindicativa ante los representantes del cuerpo consular acreditado en Barcelona. Ha sido Dirk Kermer, cónsul honorario de los Países Bajos, quien se ha marchado mientras Torra denunciaba la represión del Estado por el 1-O, que tildaba de vergüenza para cualquier demócrata, y advertía que los catalanes no renunciarán al derecho a la autodeterminación.

El resto de representantes del cuerpo consular, que tiene más de 90 miembros en la capital catalana, ha escuchado respetuosamente el discurso y al acabar ha aplaudido las intervenciones. Acto seguido, el president y el conseller de Exteriors, Ernest Maragall, han compartido un refrigerio con los representantes diplomáticos.

Fuentes del Govern han querido subrayar el hecho de que se trata de un cónsul muy crítico con el procés, lo cual han querido contrastar con la actitud del país que representa y su clase política, que se ha mostrado "muy respetuosa".

La recepción que se ha celebrado esta noche es la que habitualmente convoca el Govern en el mes de enero, pero este año se ha celebrado con seis meses de retraso a raíz de la suspensión del autogobierno. Torra se ha referido a esta circunstancia para denunciar la represión del Estado y para advertir que no renunciará al derecho a la autodeterminación.

Por su parte, el cónsul británico, que ha hablado en nombre del colectivo diplomático destacado en Barcelona, no se ha pronunciado en ningún sentido sobre el proceso catalán.

El cuerpo consular no ha quedado al margen de las presiones causadas por el procés, que incluso han costado el cargo a alguno de sus miembros, como el cónsul de Finlandia, destituido en el mes de febrero por las presiones del Estado.