Freno de mano del convergente y presidente del grupo parlamentario de Junts pel Sí, Jordi Turull, a la batalla por el futuro liderazgo de Convergència. Turull ha pedido concentración para definir el nuevo proyecto político, sin abrir simultáneamente una “guerra de nombres” sobre quién tiene que encabezarlo.

El nombre del convergente sonaba en todas las quinielas, pero en una entrevista con Efe, ha rechazado entrar en especulaciones. “Estamos definiendo desde abajo hacia arriba cómo será este nuevo instrumento al servicio de la construcción de un país nuevo. Ni por acción ni por omisión participaré en eso", ha añadido, en referencia a hablar de “nombres y sillas”.

Desde hace semanas, los movimientos dentro de la formación nacionalista son constantes. Pero en la línea del orden en el calendario de refundación –que establece a principios de junio decidir sobre ideología y estructura, y un mes después sobre la cara visible–, Turull ha ejemplarizado que primero hay que definir qué vehículo conducir para después escoger los conductores.

Mantener la esencia

Uno de los elementos que desde Convergència se ha puesto sobre la mesa es si mantener o no las siglas. Si bien hay discrepancias en este punto, Turull ha reconocido que a él le gustan “mucho”. Lo ha justificado con que “converger es la magia de este instrumento político, que es de inclusión, no de exclusión”.

Que dentro de la formación convivan voces que ponen el acento en la centroizquierda y de otros en la centroderecha cree que es positivo. “No podemos convertir en defecto lo que ha sido la gran virtud de esta fuerza política", ha indicado.

Ahora bien, si un aspecto considera “irrenunciable” es el objetivo que “Catalunya se convierta en un Estado independiente”: "Aquí no hay marcha atrás, el catalanismo político a lo largo de cien años lo ha probado todo", ha apuntado. En este sentido remarca que "tenemos mucho trabajo que hacer: construir un Estado y convencer al máximo número de gente para que lo acabe teniendo claro".