El Instituto de Ciencia y Tecnología de Skolkovo (Skoltech) es un instituto privado de investigación para graduados en Moscú, Rusia. Conocido como el Silicon Valley ruso, desde el año 2011 forma investigadores y emprendedores, promueve el conocimiento científico avanzado y fomenta la tecnología innovadora para abordar los problemas críticos que enfrentan las economías del mundo.

Este pretendía extenderse y poner su sede europea en Barcelona el año 2018. Pero eso no fue posible por las presiones del gobierno central. Desde la Moncloa veían reticencias y, según adelanta El Confidencial, los rusos decidieron echarse atrás para evitar problemas con Madrid. El estrecho vínculo del Instituto con el ecosistema industrial y empresarial fomenta la investigación de frontera y genera un flujo de soluciones innovadoras en beneficio de la economía rusa que era visto con muy buenos ojos por el entonces conseller de Polítiques Digitals (ahora vicepresident del Govern), Jordi Puigneró. Los hechos coincidían con el inicio del proyecto en el espacio del Govern y la única sede de este gran centro se encontraba en Singapur. La jugada quedó en nada.

La llamada de la Moncloa

Así pues, el digital también asegura que los contactos fueron proporcionados por el empresario ruso establecido en Barcelona Alexander Dimitrenko. Cuando el borrador entre ambas partes, la Fundación Skolkovo y la Generalitat, estaba cerrado, la embajada rusa llamo a Dimitrenko para que lo frenara todo: "Recibí una llamada del primer secretario de la embajada de Rusia en Madrid, que me dijo que Skolkovo es una entidad gubernamental y querían saber qué se estaba haciendo porque le había llegado un comunicado sobre el proyecto. Me pidió más detalles y le expliqué el memorándum".

Posteriormente, la llamada se materializó: "Me citó a un almuerzo en Madrid. Comimos en un hotel cerca de la embajada y me dijo que lamentaba comunicarme que tenían que parar el proyecto. La explicación era que existía la preocupación de que la operación no se percibiría bien desde el gobierno de España. Y me llegó a decir que se podía interpretar como interferencia rusa en temas de Estado", asegura Dimitrenko a El Confidencial.

La represalia no sólo fue empresarial. El mismo Dimitrenko asegura haber "pagado" las consecuencias. El Estado le denegó la nacionalidad porque lo considera un espía ruso. Un informe del Ministerio de Defensa no le dio luz verde para poder hacer este trámite. Dimitrenko realizó la solicitud el año 2018 y hace un año recibió una notificación con la cual se le transmitía que esta petición era rechazada.

Caso Volhov

Los motivos que arguye el Estado se basan en un informe del Centro Nacional de Inteligencia español que dice: "A través de fuentes propias, se tiene conocimiento probado del trabajo consciente de Alexander Dimitrenko, de 33 años, para los servicios de inteligencia rusos, de los cuales recibe misiones". Al mismo tiempo, el CNI apunta que el empresario ruso que vive en Catalunya ha detectado "contactos" de él "con algunos de los principales líderes del crimen organizado transnacional de origen ruso, para los cuales también lleva a cabo diferentes tareas". Conviene destacar que en este informe no consta ningún indicio, fuente, prueba o documentación que pueda corroborar estas hipótesis.

En paralelo, también ha sido implicado en el caso Volhov, donde sale mencionado en esta información. Según un diario norteamericano, que ha accedido al informe de la Guardia Civil, el empresario, junto con el jefe de la oficina del president Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, "buscaron asistencia técnica y financiera de Rusia para la creación de sectores bancario, energético y de telecomunicaciones separados de España". Al mismo tiempo, también indica que Dimitrenko, junto con Boye, consultó "a un líder de un violento grupo criminal ruso, como parte de un intento por establecer un conducto secreto de dinero para financiar sus actividades".

 

Fotografía de portada: imagen de las instalaciones rusas de Skoltech