El expresidente del gobierno, Mariano Rajoy, se ha despedido del Partido Popular durante la primera jornada del XIX de la formación este viernes con un exhaustivo repaso sobre la aplicación del artículo 155 en Catalunya, donde también ha aportado unas claves sobre lo que a su parecer será el desarrollo del soberanismo. El presidente saliente del PP ha relatado incluso la forma como se impidió la independencia como una de las herencias de su gobierno, como también, el hecho de haber encabezado el Ejecutivo tras la crisis económica que empezó en el 2008.

"Catalunya no se independizó y no por que no lo intentaran. No hemos necesitado aspavientos ni gesticulaciones; nos ha sido suficiente con la ley y aplicamos el 155, lo que algunos decían que no se podía aplicar y ahora parece que lo han inventado ellos" ha afirmado en alusión a Ciudadanos principalmente, y en menor medida al PSOE, el día de un despido que lo ha emocionado en varias ocasiones. "Podemos decir con legítimo orgullo que España está mucho mejor que cuando llegamos al Gobierno, incomparablemente mejor" ha añadido.

De ese modo, Rajoy ha celebrado que durante su mandato se demostró que la intervención de la autonomía catalana y el cese de todo el Govern era posible, y el 155, un precedente. Así y todo, el político gallego ha insistido en que lo que estaba en juego en Catalunya no era "la soberanía nacional", que a su parecer era imposible de romper, sino "la libertad de aquellos catalanes que no son independentistas", y que no se quieren "someter" ha afirmado ante los más de 3000 compromisarios del PP que este fin de semana decidirán si es Soraya Sáenz de Santamaría o Pablo Casado su futuro líder.

"Leal" al futuro líder

Precisamente, Rajoy ha evitado en todo momento pronunciarse en favor de uno u otro aspirante al liderazgo. Así y todo, según el diario El Mundo, el expresidente habría pedido sin éxito a Dolores de Cospedal que se integrara con la exvicepresidenta, y asimismo, habría intentado evitar una comida de Casado con una serie de exministros contrarios a Soraya en Madrid este jueves. Tampoco ha hecho llamamientos a la unidad, que se podría haber interpretado como un apoyo explícito a Santamaría -quien en todo momento ha intentado integrar Casado en su lista al haber ganado en la primera vuelta de la militancia.

Si no al contrario, ha asegurado que será "leal" al futuro dirigente. "Me aparto, pero no me voy" ha zanjado. La confesión pudiera verse también como un intento de desmarcarse del expresidente José Maria Aznar, que durante los últimos años se ha mostrado duro con su delfín, con respecto a la gestión de la corrupción, la crisis soberanista, o la subida de impuestos. De hecho, Aznar se quejó esta semana porque no lo invitaron al cónclave, pero el presidente del comité organizador del congreso, Luis de Grandes, le recordó el "desdén" al renunciar a la presidencia de honor del PP.

Así las cosas, Rajoy ha tenido palabras especialmente emotivas para su mujer, Viri, que se encontraba entre el público, como uno de los puntales de su trayectoria, pues ha recordado que empezó pegando carteles en los pueblos gallegos. Aquí ha celebrado que no lo hubieran echado ni los militantes, ni los ciudadanos, sino Pedro Sánchez con la moción de censura del pasado 1 de junio. Así y todo, ha tenido palabras para los novatos -en una alusión a Ciudadanos-, de quien ha lamentado que no tenían "pasado", y por eso se dedicarían a criticar las acciones llevadas a cabo por el PP los últimos meses.