El Gobierno reaccionará "inmediatamente" a cualquier intento de investidura a distancia del cabeza de lista de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, para evitar que sea presidente de la Generalitat desde Bruselas. Lo expuso el portavoz del ejecutivo Íñigo Méndez de Vigo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, quien garantizó que todo intento sería recurrido "sin vacilación". En consecuencia, fuentes de la Moncloa consideran que el 155 seguiría en vigor –y no se levantaría– porque la suspensión de la investidura por parte del Tribunal Constitucional generaría que no hubiera presidente escogido.

De Vigo lo justificó públicamente recordando las "vergonzosas jornadas" en el Parlament con la aprobación de las leyes de desconexión, que pedía no repetir con una investidura telemática. "Es una falacia, una pretensión irrealizable" cargó el portavoz, exigiendo el retorno a la normalidad. "No se puede estar a 2000 kilómetros de distancia siendo presidente, no es serio. ¿La sesión de control también se haría a distancia"? zanjaban las fuentes. Estas insistían en que la Moncloa pondría todos los medios al alcance para parar incumplimientos o reinterpretaciones del reglamento.

La cuestión es que miembros de la dirección del Partido Popular se posicionaban también de ese lado, hace unos días, en una conversación informal con El Nacional: creían que un nuevo intento de forzar la ley sería mantenerse "fuera de la legalidad", de modo que el 155 se mantenía vigente. Eso pasaba después de que el PP anunciara que presentaría el recurso de inconstitucionalidad, en tal caso. "Es surrealista, como todo aquello que han hecho últimamente. Es un absurdo, una forma de reírse del conjunto de los ciudadanos. Si no viene es porque no quiere, está simplemente fugado", denunciaba el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo.

Ante ese escenario, De Vigo sugirió que el próximo jefe del ejecutivo catalán no tuviera procesos judiciales abiertos. "Puigdemont es uno huido de la justicia española, y Catalunya tiene que empezar a preocuparse de los problemas de los catalanes y no los suyos personales" ha dicho sobre la marcha a Bélgica para evitar ser detenido y encarcelado. Es más, el portavoz instó a Puigdemont a seguir el camino de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, cuando en la declaración ante el Supremo abjuró de la vía unilateral, y esta semana renunció al cargo por los procesos judiciales abiertos.

La cuestión es que el Gobierno empieza a señalar al político gerundense como el único escollo para el retorno a la normalidad. "Lenta e inexorablemente se va dejando ver la aplicación del 155, no hay posibilidad de hacer política fuera de la ley, antes o después cae el peso de la realidad: Carles Mundó ha dejado la política, Carme Forcadell no quiere ser presidenta, Neus Lloveras deja la Asociación de Municipios, Jordi Sánchez reconoce que el referéndum del 1-O fue ilegal" se jactó el portavoz, como situando a Carles Puigdemont en el epicentro de las rémoras del proceso independentista.