A escasos días de que se acabe el plazo para investir president de la Generalitat, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ha ofrecido un "proceso de diálogo con Catalunya" al futuro mandatario catalán, como en otras ocasiones, bajo el "cumplimiento de la ley". Rajoy ha denunciado, sin embargo, que el líder de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, hubiera tenido "secuestrada la voluntad del Parlament", hasta que el Tribunal Constitucional dejó suspendida este miércoles la ley de Presidència para investiduras a distancia, al admitir a trámite el recurso del Gobierno.

"Es una situación un poco ridícula", ha dicho Rajoy sobre el hecho de que la cámara catalana siguiera sin investir president, en una entrevista en Espejo Público, de Antena 3, algo de lo que ha culpado a Puigdemont. "Dependemos de un señor que parece tener secuestrada la voluntad del Parlament". Aun así, ciertas informaciones pronostican que la investidura será la semana siguiente, y no se cumplirá el plazo del 22 de mayo para nuevos comicios, una situación que el presidente ha calificado de "disparate" por la "recuperación económica" y la "necesidad" de tener un "gobierno estable".

El hecho es que Rajoy se ha pronunciado sobre las discrepancias entre la justicia española, la belga y la alemana en cuanto a los delitos de que se acusa al Govern del 1-O —malversación y rebelión—. "Habrá que esperar a la decisión final, pero no tenemos que pretender todos ser jueces", ha expuesto, después de decir que "respeta" las resoluciones judiciales. Eso sí: ha dicho que las diferencias de opinión entre una y otra magistratura eran "normales", y lo ha equiparado a las diferencias dentro de un mismo sistema judicial, cuando un tribunal emite un veredicto y la persona interesada presenta recurso a instancias superiores.

La cuestión es que el presidente ha querido quitar hierro al enfrentamiento con Albert Rivera este miércoles en el Congreso. Ha dicho que la palabra aprovechategui le vino a la cabeza en aquel momento y no sabía que era vasca. En segundo lugar, ha recordado que mantienen un acuerdo de investidura, aunque Rivera dio por roto el pacto del 155. "Seguiremos trabajando juntos en la defensa de la unidad de España", ha añadido. En segundo lugar, ha rebajado el tono y ha expuesto que su "máximo enemigo" era Podemos, y no la formación naranja, con quien compite por el espacio de derecha.

Así y todo, no ha temido una debacle en el Partido Popular y, sobre su liderazgo, se ha puesto "a disposición del partido" —de quien él es el dirigente y por tanto, toma la decisión—. "No me preocupa. Muchos de los que no me votan me dan un cero y eso me estropea la nota media; me ha pasado siempre", ha señalado sobre su valoración en el CIS. Y en cuanto al PP, ha dicho que era "la primera fuerza política en todas las ciudades españolas" y su partido es "muy plural y muy abierto". Aquí se ha excusado con que las encuestas de los últimos años no le eran favorables, pero ha seguido ganando comicios.