El PSOE está atrapado en el remolino de la ingobernabilidad, golpeado por un clima de tormenta que empuja la nave hacia la abstención. El motín de los barones críticos contra Pedro Sánchez no llevaba implícito un plan alternativo y unánime sobre la posición en una investidura hipotética de Mariano Rajoy. Este hecho devuelve a Ferraz al punto de partida inicial, avivando el miedo sobre unas terceras elecciones para una formación fracturada y sin líder al frente. A su vez, los rivales le hacen la pinza con menos incentivos para evitarlas: Podemos amenaza con retirar los acuerdos de investidura en determinadas autonomías, si cede, y el Partido Popular sube el listón exigiendo garantías de gobernabilidad.

La utilidad del golpe contra Sánchez sobrevuela como un interrogante. Las federaciones involucradas mantienen el 'no' a Mariano Rajoy, denotando que la reticencia era –también– contra la figura del secretario general. El secretario de organización del PSOE-A, Juan Cornejo, y una de las manos derechas de Susana Díaz, aseguró este martes que la posición no había cambiado. Otro de los críticos, el presidente valenciano, Ximo Puig, también lo hizo, y su homólogo en Aragón, Javier Lambán, ve más cerca próximas elecciones.

Con menos sorpresa cursa el mantenimiento del 'no' de los fieles a Sánchez –el PSC de Miquel Iceta y la federación balear de Francina Armengol. Estos siempre han abrogado por la resolución del PSOE del 28 de diciembre del año 2015, que prohibía abstenerse o dar apoyo al PP, así como pactar con aquellos que "quieren romper la unidad de España". En consecuencia, y de abrirse el debate, el PSC amenaza con romper la disciplina de voto y continuar en el 'no' así como exigir una consulta a la militancia que lo avale.

Con la marcha de Sánchez se ha perdido el chivo expiatorio, obligando a repensar la abstención. Puig y Armengol creen que se deberá hacer en un momento u otro, mientras que Díaz afirma que "no toca" hablar de eso. La duda es sobre quién sería capaz de hacer la propuesta de la abstención y asumir su responsabilidad. Para amortiguar los costes, el presidente de la gestora, a Javier Fernández, ha empezado a hacer pedagogía: "No es lo mismo que dar apoyo", aseguró en un intento de desacralizar el gesto.

Nadie se pronuncia pero el tiempo sigue apremiando. Fernández presidió este lunes la primera reunión de la gestora y recordó que era a un comité federal a quien le correspondía cualquier cambio en la investidura. Ahora bien, no hay fecha: según el asturiano, no será este sábado 8 de octubre, hecho que obliga necesariamente a que se celebre o bien el fin de semana del 15 de octubre o el del 22 del mismo mes. La disolución de las Cortes tendría lugar el 30-31 de octubre, momento en que Ferraz debería tomar la decisión.

Sondeos y liderazgo

Pero en un momento en que el PSOE está con el agua al cuello, los incentivos son de ceder. El desmoche del líder y el truculento escenario del comité federal se han traducido en una caída a los sondeos sin precedentes para el socialismo español. La encuesta del diario ABC, habla de 68 escaños para Ferraz, rompiéndole la espina dorsal con sorpasso de Podemos incluido. Además, a tres semanas de disolver las cámaras, es ajustado ratificar la decisión sobre la investidura y buscar un líder para la lista.

Ávidos, los rivales ven cómo la nave socialista se hunde y han empezado el bombardeo por si pueden acabar ahogándole. El aparato del PP exige mucho más que una abstención para que Rajoy asuma el encargo del monarca Felipe VI. En respuesta, el presidente de Castilla la Mancha, Emiliano Garcia-Page amenaza con presentar "la candidatura más potente". De momento, el presidente en funciones pide "calma" a sus filas, a la espera de que el escenario tome forma, aunque el Grupo Popular ya ha presentado la propuesta para votar el 18 de diciembre y no en Navidad.

Podemos ve emerger una nueva ventana de oportunidad para arrinconar al PSOE y le empuja a los brazos de los populares. La última ofensiva fue sugerir que le retiraría los acuerdos de investidura y gobierno en las comunidades donde se dan apoyo. El ejemplo fehaciente fue el de Castilla-La Mancha, donde el PP se ofreció a sustituir esos votos. Ahora son Aragón, Baleares y Comunidad Valenciana las que tiemblan, pues una abstención tendría "consecuencias".

Coser el partido

Fernández cree que la prioridad es "coser" el partido. El hecho parece dejar de lado que parte del PSOE se rompió por el remolino de la gobernabilidad, pero la tarea de cohesión empezará por el grupo parlamentario, con quien se reunirá este martes. Y en medio de este amalgama de disputas internas y falta de rumbo, hay alguien que todavía podría volver a presentarse para encabezar el PSOE: Sánchez, el destronado. La pirueta podría tener éxito en un partido que ha decapitado a su dirigente para, después de todo, no saber qué hacer de ahora en adelante.