El impulso final hacia las elecciones autonómicas de Castilla y León del próximo 13 de febrero ha empezado este mismo lunes sacando toda la artillería para ganar. El Partido Popular ha reiterado un discurso que ya se había utilizado en las últimas elecciones a la Comunidad de Madrid: el independentismo catalán. En este caso, el actual presidente de la Junta y candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, ha puesto en la diana el procés y otras aspiraciones soberanistas: "Los localismos, también en Castilla y León, son como los separatistas en España, generan inestabilidad, incertidumbre, ineficacia... Y lo que necesitamos más que nunca es un gobierno estable que ofrezca estabilidad y experiencia. Y es lo que ofrecemos nosotros". Su homóloga en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue más directa tildando de terroristas a los independentistas catalanes y ya le marcó el camino al presidente leonés, en un discurso de campaña pronunciado hace dos semanas: "A todos los habitantes castellanos, gente humilde, noble y muy leal a España. Siempre habéis estado al servicio de España y nunca os habéis dejado llevarse por el ego, es decir, por el independentismo".

El auge de los regionalismos

No es una coincidencia el discurso de Mañueco, precisamente, hoy. Las encuestas corroboran la tendencia hacia partidos regionalistas que irrumpen con fuerza y arañan votos a Ciudadanos, que todas las estimaciones lo dan por extinguido, y también algunos del PP y PSOE a dar un voto de confianza hacia estas formaciones. A modo de ejemplo, la candidatura nueva que el sondeo 40dB publicado por El País y La Ser, otorga posibilidades de obtener uno o dos escaños a Vía Burgalesa. En este caso, el 43,6% de sus votantes procede del partido de Inés Arrimadas y casi el 20% del PP. La tendencia general es que estos grupos se nutran de electores que se sitúan al centro o al centroizquierda. Los simpatizantes de las plataformas contra la despoblación prefieren como presidente al socialista Luis Tudanca, excepto en el caso de Vía Burgalesa. Los socialistas también tienen que estar atentos a las consecuencias donde, una mínima pérdida, puede suponer la derrota. El más destacado es el caso de ¡Soria Ya!, que, siguiendo el ejemplo de Teruel Existe, contribuye a las urnas por primera vez después de años de actuación como movimiento social y podría alcanzar hasta tres representantes regionales. La mitad de los votantes proviene del PSOE y sólo el 12,6%, del PP. Este sondeo también añade a un tercer protagonista. El posible éxito de estas nuevas formaciones se completaría con otro partido provincial que ya estaba en las Cortes, Unión del Pueblo Leonés (UPL), que podría pasar de uno a tres escaños. Más incierto es el futuro de Por Ávila, el cual el estudio demoscópico no garantiza que mantenga su único escaño. La alternativa de Mañueco, ahora mismo, parece la coalición con la extrema derecha que quiere evitar como sea. Así pues, el arco parlamentario que dibuja la encuesta sólo permitiría una combinación de mayoría absoluta, la del PP con Vox. Sea como sea, el malestar del bipartidismo se hará latente en su parlamento. Joserra González, candidato de Vía Burgalesa, en declaraciones a Aquí Cuní: "Los territorios vacíos se están utilizando como campos de explotación sin contar con los ayuntamientos. Levantaremos puentes para hacer política constructiva, nos dará apoyo gente con diferentes visiones porque el modelo de país está muy desequilibrado".

Movimientos independentistas

En paralelo, otros movimientos empiezan a verse como una amenaza directamente. Es el caso de Izquierda Castellana: la justicia española se empeña en extinguirlos. La Audiencia Nacional ha decidido mantener abierto el procedimiento de ilegalización de este partido, aunque tanto la fiscalía como la Abogacía del Estado habían posicionado a favor de archivar la causa contra el partido castellanista. "Esta resolución es la confirmación, por si quedaba alguna duda, de qué estamos ante un procedimiento judicial políticamente inducido, sin la menor pretensión de aparentar neutralidad o rigor jurídico," denunció la formación. Otras corrientes son el Partido Nacionalista de Castilla y Lleón. Entre el leonismo independentista descontento con que León, Zamora y Salamanca se integraran en aquello que consideran una comunidad inventada, que dio lugar también a varios partidos políticos, encontramos el ya mencionada Unión del Pueblo Leonés (UPL), con representación en las Cortes desde 1995.