Cada día se marea más la perdiz. Este viernes, los diarios del Trío de la Gasolina|Bencina compiten a ver quién sube más la apuesta en la fabricación de un relato que pinte peor a la mayoría parlamentaria que ha sacado adelante las reformas del Código Penal (sedición, malversación, etcétera) y del mecanismo de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional. El más suave es ABC, que acusa al gobierno español de arrollar la división de poderes. Imagínate cómo van el resto. El Mundo equipara al PSOE con los independentistas catalanes, igual que antes equiparaba con ETA todo aquello que no le gustaba. Los socialistas son como los indepes, viene a decir el tabloide ultra. El relato que parece más extremo se lo inventa La Razón, que hace un juicio de intenciones del gobierno español y sostiene que quiere fabricar un TC que avale "la consulta", palabra en código para aludir a "referéndum de independencia", expresión demasiado larga para titular y poco fiable, porque pocos españoles creen capaz al PSOE de promover una iniciativa así.

Los diarios, digamos más gubernamentales, tampoco disfrutan el momento como otras veces, en que unas portadas lloran y las otras se ríen de las que lloran, en esa competición de schadenfreude (alegría por el daño ajeno) a la que juega continuamente la prensa española, incluida la que se edita en Barcelona. Da la impresión de que las portadas oficialistas, sus títulos y textos, no acaban de explicar la situación —una guerra abierta entre poderes del Estado— porque se mueren de vergüenza. Tendrían que decir que un Tribunal Constitucional con el presidente, Pedro González Trevijano, y tres magistrados más, todos con el mandato caducado, quieren prohibir una votación parlamentaria a instancias del Partido Popular, que los ha patrocinado y promovido desde siempre. Para hacértela corta, una cata para presentar el tipo de gente que protagoniza la jugada. A Trevijano se le conocen hasta 77 colaboraciones con la FAES, el think tank del PP, entre 2003 y 2012. Tiene encima dos recusaciones del Parlament y de la Generalitat. Ha votado contra la exhumación y traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Era el rector de la universidad Juan Carlos I cuando se concedieron los másters dudosos a Cristina Cifuentes, a la dimitida presidenta de la región de Madrid. Firmó un artículo en ABC contra la reforma del Estatut del 2006 titulado "El elixir nazionalista", con Z. Etcétera. Da mucha vergüenza, efectivamente. El País aun se esfuerza un poco y titula su editorial "Al límite del sabotaje". Sabotaje.

¿En qué se entretienen este viernes los desdichados diarios que querrían presentar una democracia gritona pero juiciosa y la realidad no los lo permite? Pues, entre otros argumentos, en insistir en que no tienen nada que ver las prohibiciones y amenazas del Tribunal Constitucional —ese mismo— al Congreso de los Diputados con las que hace al Parlament de Catalunya desde la consulta del 9-N de 2014 a instancias tanto del PP como del PSOE y de Ciudadanos. Es decir, cómo explica nuestra Mayte Piulachs, con el hecho de que "el bloque conservador del TC, con el mandato caducado, aplica ahora al Congreso la medicina que aprobó para Catalunya". El Punt Avui toma esta idea para titular su portada: "Prueban su medicina". Les da vergüenza reconocer o, cuando menos, entretener la idea, de que el procés, la trituradora de instituciones, partidos y políticos, ha llegado a Madrid. Otra manera de distraer a los lectores es hacer literatura sobre la sesión del jueves en el Congreso. En La Vanguardia hablan de "reyerta política", en El País de "pleno tomentoso", El Periódico habla de "tensión en el Congreso" y Ara de "fuerte bronca", expresiones cortesanas que se quedan cortas para definir el aprieto por el que pasa el sistema de 1978, que es alguna cosa más que un clásico futbolístico que se calienta.

ABC
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El Mundo
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La Razón
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El País
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La Vanguardia
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El Punt Avui
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Ahora
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El Periódico
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