La Vanguardia abre portada con la resolución del Comité de Derechos Humanos de la ONU que considera que España violó el derecho político de Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull y Josep Rull al suspenderlos como diputados sin previa condena firme de los tribunales por el referéndum del 1-O. La justicia española vulneró el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. La decisión de La Vanguardia le honra, porque no es fácil presentarse en los quioscos habiendo escogido una noticia que desmiente la línea del diario y que deja en evidencia que no hicieron todo el trabajo. De la resolución de la ONU se deduce que no hubo justicia, sino represión; que se vulneró el derecho de los ciudadanos a escoger a sus representantes; que los derechos fundamentales son más importantes que la unidad de España; que el Estado español ha utilizado jueces y ley como instrumentos de venganza política; que la resolución es aplicable a los otros tres diputados y cargos suspendidos —el presidente Carles Puigdemont entre ellos—, y que pone en solfa los procesos judiciales de otros cargos y ciudadanos. Etcétera. Es una noticia para abrir cualquier portada, te guste o no el independentismo.

Si patriotismo y periodismo coincidirían en alguna cosa es, precisamente, en investigar, aclarar y resistir esos abusos. Pues no. Salvo La Vanguardia, El Punt Avui y Ara, el resto del diarios —también El Periódico— siguen la misma línea del Periodismo de Estado: callar y esconder las vulneraciones e infracciones del Estado, pasar como quien pisa huevos o menospreciar las sentencias, resoluciones y dictámenes de tribunales y organismos internacionales que no les son favorables. Turull recordaba este miércoles que Canadá modificó su Constitución para adaptarla a una resolución del mismo Comité, que advertía que la carta magna no trataba como convenía a las minorías. No habría sido mal hecho presentar la resolución como una victoria de los diputados suspendidos —y de todos los ciudadanos, independentistas y no— porque son representantes de todos y no sólo de quienes les votaron. O destacar a Nico Krisch y Neus Torbisco-Casals, los abogados que han movido la causa en la ONU. Es lo que han hecho numerosos medios internacionales de todos los colores y orientaciones editoriales.

Tiene gracia —o da pena— ver cómo los diarios españoles se esfuerzan por desterrar el tema de sus portadas. El País con el menosprecio de Rusia a Gorbachov, y mira que hace días que no abren con la guerra de Ucrania. ABC y El Mundo haciendo sangre ("sanguinarios") con el traslado de once terroristas de ETA a prisiones vascas, en puro cumplimiento de la legislación penitenciaria vigente. La Razón haciéndole la campaña a Feijóo. El Periódico con las iniciativas de la Generalitat para ahorrar energía.

¿Por qué este silencio de las portadas de los diarios españoles? No es sólo mal perder. Es omertà. Es ocultar que ellos y su kommentariat, por miedo, incompetencia o sectarismo, no hicieron y no hacen, el trabajo. El País lo explica en una de sus crónicas de este miércoles: "La decisión [de la ONU] es trascendente porque da a los líderes del procés [independentista] un argumento de peso y certificado por un organismo de prestigio internacional de cara al estudio de los recursos que han presentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La decisión de la justicia europea sí puede implicar consecuencias legales contra España". La resolución de la ONU también deja en evidencia en los diarios que este jueves callan, cómo han callado desde que se puso en marcha la represión inicua del independentismo, ahora certificada por la ONU.

La Vanguardia
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