Las portadas de los diarios unionistas, o constitucionalistas, que han abonado la amnistía vienen este martes un poco mustias. O habría que decir cautas y precavidas, sin grandes entusiasmos en los titulares, por más que dediquen buen espacio al hecho de que el PSOE ha registrado la ley de amnistía en el Congreso. Al dedicar posición y superficie al tema, reconocen que el hecho es muy destacado. Al mismo tiempo, no osan escribir una palabra de más y se quedan a medio decir. Por aventurar una hipótesis, quizá les pesa su participación en la fabricación del relato que después el Tribunal Supremo convertiría en "sedición", "violencia ambiental", etcétera, además de la colaboración entusiasta en presentar los procesos contra los líderes y organizadores del 1-O como la aplicación imparcial de la justicia "sin vencedores ni vencidos".

El País hace un titular entre ginecológico y caudillista: "Sánchez alumbra la amnistía". Aun gracias que usan el verbo "alumbrar" y no "parir". Igualmente, se hace un poco raro. En el editorial de este lunes, por favor y en tono asustado, piden al PSOE, Sumar y socios de la investidura, que expliquen muy bien la amnistía porque no se puede "ignorar el calado social" de las manifestaciones opositoras. Claro. Estas contestaciones en la calle tienen que considerarse con cuidado, pero se podía "ignorar el calado social" del 9-N, del 1-O y de la intensa actividad popular en apoyo del referéndum de autodeterminación en Catalunya, porque en 13 años nunca se les ocurrió editorializar en ese sentido sobre el independentismo. En el editorial de este martes, sin embargo, se les ve más contentos porque, en opinión del diario de los progres boomers, el texto de la ley es mejor que el del pacto entre el PSOE y Junts. Quieren decir es que ha desaparecido el concepto lawfare —lo hace notar El Punt Avui en su título principal—, aunque se insinúa entre líneas en la exposición de motivos de la ley: hasta tres veces dice que se trata de un "conflicto político" que no podía resolverse a golpes de toga y de porra. Ni tampoco a golpes de titular.

Es lógico que ese diario —y los diarios afines— no manifiesten ni un miligramo de entusiasmo. El Periódico también titula en términos fisiológicos ("La amnistía toma cuerpo") y, por el título del editorial ("Un buen fin, un medio dudoso") ya se ve que la ley de amnistía no acaba de convencerles, aunque en la introducción mencione unos 50 precedentes jurídicos, internacionales y bien variados, para justificar la idoneidad de la amnistía como herramienta excepcional para restablecer la "convivencia", etcétera. La Vanguardia tampoco se complica. Hace recuento y destaca que la amnistía afecta a menos de 400 personas, entre ellas 75 policías, como queriendo decir que no hay para tanto. Ara vuela todavía más bajo y lo dice con un título administrativo y plano: "La ley de la amnistía entra en el Congreso".

A los diarios del Trío de la Bencina se les ve disgustadísimos. El comentario de sus portadas, desmesuradas y apocalípticas, se hace solo si se compara con lo que explica en X (antes Twitter) Idafé Martín, un periodista español con años en Bruselas. El Reino Unido, dice, ha aprobado en septiembre de 2023 una ley de amnistía que cierra más de un millar de investigaciones y juicios abiertos por crímenes —algunos de sangre— cometidos durante las décadas de terrorismo en Irlanda del Norte. Beneficia a policías y a terroristas. A la ley se oponen los cinco partidos políticos más votados de Irlanda del Norte —católicos y protestantes— y grupos de defensa de los derechos humanos. Incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha enmendado alguna parte de esta ley, que cancela la intervención de los jueces y deja sin efecto sentencias ya dictadas. Pedro Vallín, un colega de La Vanguardia en Madrid, lo comenta diciendo: "¿A ver si el Reino Unido no es un Estado de derecho y ha estado tres siglos fingiendo"? ¿Será que los diarios del Trío de la Bencina hace años que fingen serlo?

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