Qué coincidencia en el disgusto de la prensa de Madrid, de toda. Como si no supieran qué pasaría ayer. Es un fenómeno sobrenatural ver a El País, El Mundo, ABC y La Razón hacer casi el mismo título principal, ni que sea cambiando el orden de la frase. Para el diario progre, el sujeto de la noche del 14 de febrero es el fortalecimiento del independentismo y el complemento la victoria pírrica del PSC. Para los tres diarios de la derecha madrileña, la ultra, la monárquica y la de más allá, es al revés. Las portadas desprenden una cierta amargura, un tono de contrariedad. Se ve en la elección del nexo entre los dos hechos que los importan, el resultado del PSC y el del bloque independentista: "pese a", "pero", "no evita"... Para los cuatro diarios era una cosa o la otra. Una opción binaria. Sí o no. Blanco o negro. El hecho de que todo ocurra al mismo tiempo les hace explotar la cabeza —la portada, más bien.

A El País, además, se lo nota irritado por el descalabro de Ciudadanos y del PP, combinado con la irrupción de Vox, porque deja al españolismo de derecha (perdón por la simplificación) en manos de un partido neofranquista, que es la España que ese diario no quiere ver. A los otros les da igual o ya les va bien, aunque no pueden esconder la decepción por el éxito de los socialistas les vaya bien. Cabe decir en favor del País que al menos el título de su editorial es más optimista que los de sus colegas. Dice que Catalunya es un "escenario abierto" porque la aritmética permite un Govern no independentista, con ERC pero sin Junts ni la CUP. Es la solución que propone para combinar los dos grandes hechos de las elecciones de ayer.

Los otros tres diarios, en cambio, parece que tiran la toalla. Los títulos de sus editoriales en portada son indicativos y de mal agüero: "Cataluña sin solución (La Razón), El separatismo suma y sigue (ABC) y "Cataluña en el bucle melancólico" (El Mundo). Catalunya no tiene remedio, dicen. Aunque quizá la Catalunya que quiere el trío mediático de la derecha no es la que quieren los catalanes, cuando menos los catalanes que votan.

Es significativo que ningún diario madrileño recoja en portada que el independentismo supera el 50% de los votos por primera vez en unas elecciones, hecho que no se cansan jamás de repetir que es condición imprescindible para reconocer alguna legitimidad al secesionismo. Ahora resulta que la abstención del 45% descalifica al 51,32% de votos independentistas pero no disminuye la legitimidad de las elecciones de donde proviene este resultado. Mira por donde.

Las cosas no pueden ser y no ser al mismo tiempo, dice el principio de no contradicción. Esos diarios han caído en la trampa que ellos mismos se prepararon: contar los resultados de cualquier elección parlamentaria o municipal como un referéndum y decir que no hay que convocar uno de verdad, ni consultivo, porque primero el independentismo debe superar el 50% de votos en una elección no refrendaria. ¿En qué quedamos? Quizás la aflicción que rezuman esas portadas tiene que ver con que ahora advierten que el independentismo no es un suflé, cosa pasajera, sino una corriente de fondo ancha y extensa que no desaparecerá por la vía de las togas y las porras.

Los diarios de Barcelona tienen otro tono, claro. La situación es tan compleja como antes y eso se ve en las portadas. La Vanguardia, por ejemplo, no contrapone la victoria relativa de Illa y la resistencia de la mayoría independentista, sino que lo ve como acontecimientos que pueden convivir el mismo mundo. El editorial, con un título de cariz más bien deportivo, resucitar el mantra de que hay que construir puentes entre esos dos hechos. Concordia, moderación, etcétera. El Periódico hace algo parecido y le dice a ERC que tiene más opciones que gobernar con sus antiguos socios. Ara dice más o menos lo mismo, pero no tanto: reúne la victoria de ERC en el campo indepe y la de los socialistas en el otro, como queriendo decir. El Punt Avui también: será el Parlamento con más diputados independentistas, como queriendo decir... lo contrario que Ara. Se presenta una semana (o dos, o tres) emocionante.

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