Hay diarios que alegran hoy el corazón de los que aman la libertad. Son todos los que recuerdan en portada el 75 aniversario del desembarco aliado en las playas de Normandía. Tal día como hoy de 1944, unos 156.000 soldados norteamericanos y británicos se dejaron la piel. También franceses, checos, polacos, noruegos, canadienses y australianos. Unos millares murieron allí mismo, en el agua, en la playa, sin tocar tierra firme. Más o menos, todo el mundo sabe cómo fue. Lo que quizás no sabes es que la mayoría eran voluntarios. ¿Qué pasaría por la cabeza y por el corazón de cada uno de aquellos hombres concretos al alistarse? Vinieron porque quisieron. Vinieron por ti, por todos nosotros. Ponían su vida. Voluntarios. Vo-lun-ta-rios. ¿Cómo te quedas?

Se enfrentaban a la mejor máquina militar nunca vista. En el transcurso de la guerra, los soldados de la Wehrmacht infligieron cerca de un 50% más de bajas que las tropas aliadas en cualquier campo de batalla, en cualquier condición de combate. Cuando atacaban y cuando defendían, cuando tenían superioridad numérica y cuando, como era habitual, eran superados en número; cuando tenían superioridad aérea y cuando no la tenían, cuando ganaban y cuando perdían", explica el historiador y militar norteamericano Trevor N. Dupuy en Understanding War. La doctrina militar de entonces establecía que rebasar una posición bien defendida exigía una superioridad numérica de tres a uno. Los soldados alemanes vencieron centenares de combates atacando en proporción de uno contra uno. Dupuy clasifica las 25 mejores unidades militares de aquel conflicto: son todas alemanas salvo dos o tres norteamericanas y una británica. Pero los aliados, aquellos Juanes y Josés, desembarcaron, ganaron.

Nada, apenas dos pinceladas para situar a qué se enfrentaban —sin saberlo bien— aquellos voluntarios, personas con nombre y apellidos, y la magnitud de su gesta memorable, memorabilísima. Digan lo que quieran, con aquellos héroes que saltaron a pecho descubierto en las playas de Normandía estamos muy obligados, tenemos una deuda eterna. Muy bien la portada de Ara, casi imbatible cuando se pone. Bien las de El País, El Mundo, La Vanguardia y El Punt Avui, que, con menos épica y un poco de rutina, se acuerdan y nos lo recuerdan. Vergüenza para El Periódico, ABC y La Razón, que hoy no tienen corazón ni espíritu para conmemorarlo en su primera página. Qué pena.

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