Es extraño que todos los diarios de Madrid abran portada con una Diada fallida por sexto año consecutivo. Tanta insistencia en pinchar el Once de Septiembre, en hundirlo, descubre más bien el afán de hacer desaparecer al independentismo como fuerza decisiva. De borrarlo del relato cuando menos. Es tan infantil. Como cerrar los ojos para no ver el plato de sopa que no gusta o taparse las orejas para no oír la bronca de mamá. Este año 2023, además, era la Diada más fácil de la historia. Tan fácil, tan a la vista, tan clara y accesible. Solo habría hecho falta que acudieran a la manifestación los siete diputados de Junts per Catalunya de los que depende la legislatura que viene para que el independentismo presentara sus armas y exhibiera su fuerza. De hecho, habría sido un golpe de genio que el acto consistiera en hacer leer por turnos a los siete diputados juntaires el discurso que el exiliado Carles Puigdemont pronunció el martes pasado en Bruselas —y basta.

Pese a tener la evidencia ante sus narices, por algún motivo o motivos que resultan difíciles de averiguar —pereza, ignorancia, rabia, incompetencia, sectarismo, mal perder...— los cuatro diarios impresos de Madrid han decidido que la clave de la Diada de 2023 es el número de asistentes al acto convocado por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en Barcelona. Quizás calculaban que la presencia independentista en la calle calificaba como referéndum sobre las demandas del presidente exiliado. Con lo que ha llovido, es de una gran miopía intelectual, como establecer la fuerza política y social del independentismo en función de la cifra de camisetas vendidas por la ANC. Como medir la fuerza militar de Rusia o de Corea de Norte por los vehículos que pasan en los desfiles militares. De amnistía, ni una palabra. Es de risa.

Ni El País se esfuerza en descubrir la sustancia del Onze de Setembre de 2023 y titula "La Diada pierde fuelle en plena negociación de la investidura", como queriendo indicar que la menor asistencia al acto de la plaza de Espanya alivia la presión de las condiciones que Puigdemont ha puesto a Pedro Sánchez o que debería hacerle rebajar su contenido porque, mira, president, que no sois tantos, no puedes ir tan fuerte, ser tan cerrado. Es una actitud parecida a la de creer que bastaría degradar al president Jordi Pujol para extinguir el movimiento secesionista, como se ha hecho desde 2014.

El Periódico, quizás con ganas de no darle aire, titula "Diada de trámite", que suena a afán de menospreciar la manifestación y los discursos, pero contiene más verdad que "Desmovilización total" (La Razón), "La pugna Junts-ERC vacía la Diada" (ABC, que olvida de que "la pugna" sigue igual que hace un año) o "La movilización separatista se desinfla" (El Mundo, en un subtítulo ful). Es más realista El Punt Avui ("Aquí seguimos", titula), aunque hace ruido que el diario no ponga un poco de distancia —tampoco engañarían a nadie, ciertamente, ni lo pretenden— o el de La Vanguardia ("El independentismo presiona ante el diálogo con el PSOE"), que dice entre líneas lo contrario que El País, La Razón y el título principal de El Mundo ("La Diada aclama a Puigdemont..."). En fin. Como dice el refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver.

El País
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El Mundo
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ABC
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La Razón
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La Vanguardia
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El Periódico
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El Punt Avui
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Ahora
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