Núria Parlon (Barcelona 1974) recibe a El Nacional en su despacho de alcaldesa en el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet. Es la cuarta entrevista que hace esta mañana, prueba del interés que ha generado el hecho de que haya decidido disputarle la primera secretaría del PSC a Miquel Iceta. Asegura que, aunque no gane, el hecho de que haya primarias servirá para dar "vidilla" a un partido socialista que lo necesita.

Parlon quiere que el partido deje de hacer política puramente institucional y de autoconsumo y que se abra a la militancia y a las entidades. Cree que el PSC tiene que definir un modelo de encaje Catalunya-Espanya que permita desbloquear la situación actual, "ahora no tienen ninguno". Lamenta que hasta ahora el socialismo no haya sido capaz de poner una alternativa en un debate de máximos.

¿Qué ha cambiado respecto 2012 para que, ahora sí, haya dado el paso para ser la primera secretaria del PSC?

Ha cambiado mi conocimiento del partido. Hace dos años no tenía el conocimiento de su estructura. Estaba muy entregada al funcionamiento de la alcaldía en Santa Coloma de Gramenet en una situación difícil, a poco más de un año para ir a unas elecciones. En aquel momento, mi conocimiento del partido era parcial. Es lo que he podido mejorar en este periodo en que he estado en la ejecutiva y en el que he conocido también una parte muy importante del territorio y sus necesidades. Eso me ha empujado a dar este paso ahora. En aquel momento se daba en unas condiciones de desconocimiento del partido y en una situación especialmente traumática de escisión. Por lo tanto, no era un liderazgo ganado sino otorgado por una parte de los dirigentes que pensaban que yo podría ser la persona adecuada. Era un riesgo que no era beneficioso para el partido por mi desconocimiento y porque habría sido un liderazgo excesivamente tutelado. Es lo que quise rehuir en aquel momento. Hubo un congreso de transición, como tal se planteó, ahora vamos a un congreso ordinario. Por lo tanto es completamente necesario que se comparezcan alternativas diferentes.

El dilema que tiene el PSC ahora es seguir siendo garante de un modelo agotado o bien liderar el proceso de reformas sin ceder este espacio a otras fuerzas de izquierda

¿Y después de estos dos años, cuál cree que es el valor añadido del proyecto que usted representa?

Mi trayectoria política es claramente diferenciada de la de Miquel Iceta. Eso no quiere decir ni mejor ni peor pero sí creo que es más adecuada a los tiempos que corren para recuperar la conexión de nuestro proyecto con toda aquella gente que ya hace política y que la hace fuera del partido, pero que no nos tiene como interlocutores válidos para trabajar la agenda del cambio social. Nosotros tenemos un modelo conservador de partido que se sitúa en la defensa del modelo del 78 en las diferentes vertientes: la territorial, económica y social. Este modelo está agotado. El dilema que tiene el PSC ahora mismo es seguir siendo garante de un modelo agotado o bien liderar el proceso de reformas sin cederle este espacio a otras fuerzas de izquierda. Esta es la diferencia que tenemos los dos candidatos a la hora de encarar el futuro del partido. No nos podemos quedar más tiempo conservando un modelo que está agotado. Lo contrario es un error de perspicacia política que nos lleva a perder el liderazgo político de la izquierda.

Nos ha faltado pericia política para ser portadores de los cambios que la ciudadanía exigía

El PSC ha perdido relato. No conecta con los ciudadanos mientras los nuevos partidos de izquierda, que beben de la calle, sí. ¿Lo comparte?

Nosotros volvimos la espalda a los movimientos sociales de la indignación. Sobre todo desde el PSOE, que tomó decisiones claramente contradictorias en aquel clamor de cambio: dación en pago, primera reforma laboral, aspectos de modificación del marco propiamente socialdemócrata en una línea liberal neoconservadora que nos ha ido claramente en contra... Nos ha faltado pericia política para ser portadores de los cambios que la ciudadanía exigía, y lo exigía pasando de una situación de desafección política a una situación de activismo político. Nuestra renuncia la hemos pagado cara.

Seguramente el potencial votante socialista estaría muy de acuerdo si la escuchase. Usted estos días plantea que el partido haga política fuera del partido, que escuche a los militantes y votantes... ¿Los cuadros del PSC están preparados para asumir este reto?

Si lo planteo es porque creo que buena parte de los cuadros orgánicos del PSC y fuerzas del mundo municipalista están dispuestos a hacer este proceso. Cuando hablamos de modernizar el partido no lo hacemos desde el punto de vista sólo de consumo interno. Tenemos que dar un paso más, volver a hacer política no de consumo interno, sino de la mano de la gente que en la calle ya está haciendo política de forma organizada. Dibujando la agenda de la transformación que necesitará nuestro país. Nuestro partido mira desde fuera muchos de los temas y los aborda siguiendo las recetas institucionales de siempre. Eso es lo que tenemos que tratar. Ahora es importante que el PSC deje de tener una pata en las instituciones y la tenga en la calle.

Y ¿cómo se consigue?

Desde el ámbito municipal lo hemos hecho. Desde el Ayuntamiento de Santa Coloma. Creo que eso me avala porque tenemos la confianza de la ciudadanía de sensibilidades transversales. Tenemos que ser copartícipes del empoderamiento de la ciudadanía. La administración pública tiene que ser capaz de nutrirse de la fuerza de la calle para hacer política al servicio de la ciudadanía. Eso no se diferencia tanto del PSC de los inicios, cuando era un partido transversal.

El partido no puede renunciar al capital de Miquel Iceta. Pero el relevo en el liderazgo también hace más solvente este capital

Si usted ganara las primarias, querría incorporar Miquel Iceta a su equipo. ¿Será posible la convivencia?

Estamos hablando de qué manera recuperamos el liderazgo político que hemos perdido. Más allá de las razones sentimentales, está la valía de las personas y el partido no puede renunciar al capital de Miquel Iceta. Pero el relevo en el liderazgo también hace más solvente este capital. Es como una carrera de relevos: si no pasas el testigo, no acabas la carrera porque estás agotado. El relevo en el partido, que no es sustitución, es necesario. Eso no quiere decir que Miquel no tenga que tener un papel relevante. La fórmula que yo planteaba es que Miquel fuera el presidente del partido. Pero no un presidente honorífico sino un presidente que pudiera hacer esta tarea de revalorización de las relaciones institucionales.

Miquel Iceta dice que el primer secretario del PSC tiene que ser también el presidente del grupo parlamentario. Iceta defiende que es un momento muy convulso y que, si no es así, el partido perdería visibilidad. ¿Qué piensa? Porque usted no es diputada, por lo tanto, es imposible...

Eso es un error. La política real y transformadora se está haciendo hoy fuera del Parlament. No necesariamente el primer secretario del partido, que es quien tiene que muscular la maquinaria del partido para ganar la batalla de las ideas y traducirlo en alternativa de gobierno para pasar a la acción, tiene que estar cerrado en el Parlament. Hay un elemento que avala este argumento. Hicimos un debate la semana pasada con Miquel Iceta donde planteó que era difícil ir más allá de la declaración de Granada. Yo le planteaba que había que dar un paso más. La resolución que el PSC planteó en el Parlament en el debate de política general va en la línea de dar este paso más. Por lo tanto, incidiendo en la acción parlamentaria desde fuera. Porque el compañero Ferran Pedret, que es quien ha redactado esta propuesta, la ha incorporado siendo más transgresor que el mismo Iceta durante el debate.

Incluso la ruptura la tienes que poder pactar

Hay quien se pregunta si a estas alturas de la película la reforma federal de la Constitución es una alternativa. Si no hay nadie en el otro lado...

Pero tampoco hay nadie en este lado que legitime la ruptura. Incluso la ruptura la tienes que poder pactar. En una situación de normalidad, incluso una escisión del Estado la tienes que poder pactar. Ahora tenemos un diálogo de sordos, todo el mundo está en un diálogo de máximos y no somos capaces de encontrar un espacio. Desde el punto de vista de la temporalidad, la inmediatez ha secuestrado el debate. Plantear una posible ruptura con un calendario frenético y con unas mayorías parlamentarias en España, hacen inviable el debate.

¿Qué tiene que hacer al PSC?

El documento de Granada fue un pacto de no agresión. El PSC renunciaba a la consulta legal y acordada, en tanto que el PSOE defendía que nosotros no podíamos defender un proceso de autodeterminación. A cambio, había un compromiso -que es lo que yo digo que no se ha desarrollado- de trabajar el romper determinados tabúes.

Coincidimos en la imposibilidad de hacer tanto la reforma constitucional como la ruptura. Pero, ¿y el debate?

¿Como cuáles?

¿Es España un Estado plurinacional? Sí o no. Es lo primero que nos tenemos que plantear para desbloquear los acuerdos de Granada. ¿España puede ser un Estado plurinacional que reconozca la diversidad de naciones? Si eso lo desbloqueamos, Catalunya teniendo como tiene una singularidad propia, tiene que quedar reconocida en un nuevo marco de relaciones con España. Eso se traduce en una financiación solvente, pacto fiscal, lo que queramos. Pero el sistema de financiación en Catalunya se tiene que resolver con inmediatez. Eso más allá de que puedas hacer las reformas constitucionales que ahora mismo, con las mayorías parlamentarias que hay en España, son inviables.

¿Qué papel debe tener el PSC?

Lo que no puede hacer el PSC es renunciar a hacer el debate. Porque coincidimos en la imposibilidad de hacer tanto la reforma constitucional como la ruptura. ¿Pero, y el debate?

...

El PSC tiene que estar en condiciones de abrir un debate con el resto de fuerzas políticas, también en Catalunya y España, con el fin de avanzar en un nuevo marco de relaciones. Después ya veremos cómo se concreta la consulta, el referéndum.. eso todavía no tenemos claro cómo se hará con garantías democráticas y para interpelar a todo el mundo. ¿Pero como mínimo estamos en condiciones de poder abrir un debate que nos permita, a corto plazo, desbloquear el código de relaciones que, a día de hoy, se ha establecido y romper con un juego de suma cero?

En algún momento, se deberá hacer una parada obligatoria y buscar un marco en el que nos podamos encontrar

Yo creo que sí. No podemos renunciar porque la situación de bloqueo, se demora tanto en el tiempo y empieza a ser tan peligrosa, que estamos renunciando a hacer política. Continuamente la política se está judicializando, y eso es lo peor que puede suceder. En algún momento, se deberá hacer una parada obligatoria y buscar un marco en el que nos podamos encontrar y, como mínimo, podamos formular una solución y superar determinados tabúes que hacen inviable poder avanzar. ¿Hacia dónde? Hacia el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado.

Sabemos que situar en el debate el corto plazo y la unilateralidad no es ninguna solución real

¿Se puede reconocer a Catalunya como nación?

Yo creo que sí. Evidentemente hay una parte de España y partidos políticos que no lo ven, como tampoco ven la ruptura. Sabemos que situar el debate en el corto plazo y la unilateralidad no es ninguna solución real. Es mantener la tensión en las posiciones de máximos. En algún momento hará falta hacer un proceso de reset y poner una propuesta sobre la mesa que nos la podamos mirar todos. Eso es lo que el PSC no está haciendo más allá de decir que queremos una reforma constitucional y que tenemos un documento que se llama Granada y que está muy bien. No es suficiente. Tenemos que ser capaces de formular la propuesta. Cuando yo coincido en un debate con compañeros de otros partidos, no los puedo concretar cuál es nuestra propuesta. Y para eso no necesitemos al PSOE, porque es un debate que se tiene que hacer en Catalunya. Somos un partido federado pero autónomo.

El Parlament ha votado a favor de las propuestas de resolución para convocar el referéndum en septiembre como a muy tarde. ¿Qué le diría al president Carles Puigdemont?

Él ha sido alcalde antes de ser presidente. Los alcaldes estamos acostumbrados a hacer la política de la necesidad, virtud. Hablamos y pactamos con todo el mundo y buscamos puntos de diálogo más allá de las posiciones de máximos como las que hay ahora en el Parlament. Por eso creo que Puigdemont será capaz de generar este nuevo espacio para encontrarnos y salir de los plazos fijados, del referéndum sí o no. Como tiene un talante muy de alcalde, creo que será un cómplice de futuro para abrir esta vía.