Sólo los comunes han apoyado la moción de poco más de tres líneas que el PSC ha sometido a la consideración del pleno del Parlament para reclamar al president, Pere Aragonès, la constitución de un "espacio de diálogo" para hablar de los temas de país. No sólo eso, el debate ha hecho saltar chispas, en particular entre la portavoz socialista, Alícia Romero, y el republicano Ernest Maragall.

La moción, en la que se instaba a Aragonès a convocar a todos los presidentes de los grupos parlamentarios, se ha rechazado con 84 votos en contra, de ERC, Junts, CUP, Vox y PP; 41 a favor, de PSC y comunes; y 7 abstenciones, de Ciutadans.

Mensajeros del miedo

Maragall, que durante años formó parte de la cúpula de los socialistas, ha acusado al PSC de tener el encargo de diluir y negar el conflicto entre Catalunya y el Estado y sustituirlo como un conflicto entre catalanes.

"En su mano está decidir si quieren actuar como parte activa del catalanismo político, compartiendo los grandes consensos de país, es decir, amnistía y autodeterminación, o si prefieren este papel de la voz de su amo, de delegados del Estado en Catalunya," ha reprochado, para añadir acto seguido: "¿Cómo es posible que el socialismo catalán se haya instalado en esta vocación de mensajeros del miedo, que desde hace cuatro años sólo sabe advertir y amenazar?". Maragall ha insistido en que ahora la negociación tiene que ser de gobierno a gobierno.

Lista de buenos y malos catalanes

"¿Por qué les da tanto miedo una mesa de diálogo entre los partidos catalanes? ¿Qué ha cambiado desde el 2018? No me lo han sabido explicar", ha reprochado con contundencia la portavoz del PSC. Romero, que había advertido que hay "un conflicto entre Catalunya y España pero también entre catalanes", ha acusado a los independentistas de generar "frustración y fraude a muchos catalanes" y ha replicado directa y visiblemente airada a Maragall: "¡No le permitiré, señor Maragall, que nos ponga en una lista de buenos y malos catalanes! El PSC tiene una hoja de servicios que ha defendido a Catalunya, su lengua, su financiación".

En nombre de Junts, Mònica Sales ha rechazado que exista un conflicto entre catalanes, ha defendido el acuerdo nacional por la autodeterminación y la amnistía y ha insistido en el escepticismo de su grupo en relación con la mesa de diálogo con el Estado. "Ustedes y sus socios hablan de concordia cuando quieren hablar de sumisión", ha reprochado.

Lavar la conciencia

Desde la CUP, Dolors Sabater ha acusado a los socialistas de presentar este propuesta para "lavar su conciencia" y le ha reprochado que hablan de diálogo y grandes consensos pero ni siquiera les habían puesto en contacto con su grupo para abordar sus enmiendas sobre esta moción. "La solución no es hacer un lavado de cerebro a los ciudadanos independentistas". ha remachado.

Desde Vox, Joan Garriga, ha definido al PSC como el "partido siempre cambiable", por la actitud que ha mostrado ante el cordón sanitario contra su partido, y le ha acusado de "regalar indultos a unos golpistas".

El portavoz de Cs Nacho Martín Blanco ha acusado a los socialistas de aceptar el marco mental del independentismo y ha insistido en que su partido rechaza que exista un conflicto entre Catalunya y España.

Luz y taquígrafos

El popular Alejandro Fernández ha preguntado al PSC "¿por qué no hacen eso en la Mesa de Sánchez?" y ha advertido que no apoyarían esta propuesta que solo sirve para "blanquear" el espacio de diálogo del presidente español. Fernández ha reclamado que cualquier convocatoria que se pretenda sea con luz y taquígrafos.

Desde las filas de los comunes, David Cid ha defendido la necesidad de avanzar hacia el diálogo con los consensos que existen alrededor, entre otros puntos, de avanzar en la desjudicialización, el reconocimiento nacional de Catalunya o un nuevo sistema de financiación.

 

En la imagen principal, la portavoz del PSC, Alícia Romero / ACN