Existe un refrán en catalán que dice 'No vols caldo, doncs dues tasses". Ésta es la máxima en la que se sostiene la respuesta de Quim Torra a la prohibición de la Junta Electoral Central del lazo amarillo en los edificios públicos durante el periodo electoral. Desde este jueves por la mañana, de la fachada del Palau de la Generalitat cuelgan dos nuevas pancartas. La principal es idéntica a la anterior, con el mismo mensaje de 'Llibertat presos polítics i exiliats', pero cambia el lazo amarillo por otro blanco con una franja roja encima. La otra lona, en la ventana de la izquierda, es cuadrada y clama por la libertad de expresión.

Pasaban pocos minutos de las diez y cuarto de la mañana cuando el jefe de protocolo de Presidencia, Carles Fabró ha salido al balcón junto a cinco personas más. La operación ha durado pocos instantes porque no se ha retirado el cartel antiguo, sino que se ha atado encima una nueva pancarta. Eso sí, la actividad ha continuado. Primero con la colocación de la lona en la ventana de al lado, donde aparece la máscara con la boca tachada de rojo que Òmnium Cultural popularizó a raíz de los encarcelamientos
 
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La picaresca con la que juega Torra es que en la orden de la Junta Electoral Central se especificaba sólo que "el lazo amarillo y las esteladas son símbolos partidistas". De este modo, Torra pretende abrir un nuevo frente y persistir en la defensa de la libertad de expresión

Confusión por las luces de colores en el tejado

La expectación entorno a toda esta polémica ha generado confusión entre los medios de comunicación cuando, instantes después de colgar las nuevas pancartas, unos operarios han instalado doce focos de colores en el tejado del edificio. La luz iba cambiando de color y durante un rato se ha quedado en el amarillo.

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Finalmente ha quedado fijada en el azul y según fuentes del ayuntamiento -hacia donde enfocan las luces- se han puesto para commemorar el día mundial del agua que es este viernes. 

Torra y su lucha por los símbolos

Minutos después de su toma de posesión, Quim Torra colgó del balcón del Palau de la Generalitat la pancarta con el lazo amarillo y el mensaje "Libertad presos políticos y exiliados". Era verano del año pasado. Era su primera acción como presidente. Diez meses después, la defensa de este símbolo ha situado al presidente en el hilo de la desobediencia. El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, a quien Torra se encomendó públicamente hace unas horas, le ha emplazado este miércoles a hacer caso de la orden de la Junta Electoral Central y sacar los carteles reivindicativos mientras dure el periodo electoral, es decir desde ahora hasta el 26 de mayo.

El president de la Generalitat anunció vía comunicado que, aunque sus resoluciones no son vinculantes, se seguirá la recomendación del síndic.

La JEC responderá este jueves

La autoridad electoral se reunirá este jueves a las cinco de la tarde en el Congreso de los Diputados, donde tiene ubicada su sede. La JEC cuenta con el visto bueno del Gobierno para emprender las acciones que considere necesarias. Podría abrir una vía penal contra el presidente de la Generalitat por desobediencia que podría acabar con la inhabilitación de Torra. El proceso, eso sí, duraría meses, como ya pasó con la alcaldesa de Berga.

Tras la reacción del ejecutivo, tienen más trabajo. La pancarta sigue ahí, tapada por otra nueva con el mismo mensaje pero con el lazo de color blanco. Y además se ha añadido otra nueva.