La Vanguardia dispara hoy duro contra el Gobierno. El editorial del diario da por hecho que el Tribunal Supremo encausará al president Quim Torra, da por "agotado" el pacto entre los socios y, en consecuencia, pide a Torra que convoque elecciones cuanto antes, tal como él mismo dejó caer el 29 de enero, antes que la pandemia volviera todo cabeza abajo. La narrativa que viste esas razones ocupa seis páginas seis, firmadas por cronistas políticos de renombre, que reman en la misma dirección, incluido el exdirector Màrius Carol en "La Recontra", su nueva tribuna.

El País, el otro diario, digamos, gubernamental, combate en otro frente: conseguir que Pedro Sánchez se descuelgue de Podemos y de ERC. Algunos de sus opinadores de gran calibre ya lo han dicho con más o menos contundencia —el exdirector Juan Luis Cebrián, por ejemplo, pedía el lunes pasado un acuerdo PSOE-PP. Este domingo es el mismo diario quien lo propone en el editorial: es necesaria una nueva mayoría —como la que prorrogó el estado de alarma, con el PNV y Cs— y la venia del PP. El editorial castiga a los populares ("encadenados a las mazmorras de la ultraderecha") para que aprueben un presupuesto de emergencia. Según el diario, España podría así presentarse en Bruselas a negociar un buen dinero como un país responsable con la casa en orden.

Los beneficios de este "nuevo panorama" serían dos, explica el diario madrileño: dejar de lado a Podemos para encarar la crisis económica que viene y archivar la mesa de diálogo sobre Catalunya. Piadosamente, salva la cara de Sánchez al argumentar que "el gobierno más progresista de la historia" ha servido para afrontar la crisis sanitaria, pero no es la mejor herramienta para liderar el rescate de la economía, como queriendo decir que los podemitas, con su insistencia social, ya no son buenos compañeros de viaje. En este punto, es fácil adivinar por quién habla El País.

¿Aguafiestas o líder?

El editorial de La Vanguardia va más flojo de argumento, sobre todo porque el gobierno Torra la logrado aprobar los presupuestos gracias justamente a la abstención de los comunes —el gobierno español, hoy por hoy, ha renunciado a conseguirlo, abrumado como está por la pandemia. Además, a medida que avanza el estado de alarma, Torra ha pasado de ser tildado de aguafiestas extremista a ser visto como un gobernante decidido, cuyos planes sobre la covid-19 son regularmente adoptados por "la única autoridad competente", como han reconocido varios mandatarios autonómicos.

Pasar las cuentas públicas cubre el 80% del trabajo anual de un gobierno. El resto, ordinariamente, es gestión. Es decir, que pesa a los tira y afloja entre JxCat y ERC — "guerra fría electoral", según el diario— el Govern sale adelante mal que bien. El editorial, sin embargo, despacha el asunto en 14 de 485 palabras, mientras se escandaliza tanto por las consecuencias del procesamiento de Torra. "Catalunya no puede permitirse que sea el Supremo quien ponga en marcha el reloj electoral", dice. Esta preocupación de La Vanguardia por la dignidad de la presidencia y del proceso electoral contrasta con su indiferencia ante las, digamos impurezas, del juicio al titular de la presidencia por no descolgar una pancarta a tiempo, Junta Electoral Central mediante. No es ningún secreto que, desde el inicio de su mandato, La Vanguardia ha tratado duramente a Torra, casi tanto como a Carles Puigdemont.

La gracia de todo esto es que la orquesta mediática de la derecha española, la impresa y la digital, hace un par de semanas que promociona un plan parecido. Dicho en su argot, de aire más primitivo: la patria está en peligro; es necesario que el gobierno se libere de comunistas y separatistas y construya un Pacto Nacional para rescatar a España y, si conviene, plantar cara a la Unión Europea. Ni El País ni La Vanguardia lo cuentan así, claro. Son diarios que han ido a colegio de pago. Pero aunque cada diario cante una letra diferente, resulta difícil no darse cuenta de que todos son una sola banda que toca la misma música.