Por tercera legislatura consecutiva, los nueve diputados de la CUP vuelven a ser decisivos para decantar la balanza de la investidura. Por primera vez, sin embargo, los anticapitalistas afrontan el encargo y el poder que les han otorgado las urnas con la voluntad de asumir responsabilidades más allá de facilitar el acceso de Pere Aragonès a la presidencia de la Generalitat. Los anticapitalistas no renuncian a entrar en el futuro gobierno, como ya han hecho con la Mesa del Parlament. Ha quedado claro desde el primer minuto de la conferencia política que el partido ha organizado este miércoles por la noche y que ha servido para exponer el rol que quieren ejercer a partir de ahora. "No queremos ser una muleta", ha confirmado Dolors Sabater, que ha llamado a "aprovechar la oportunidad" y "estar a la altura".

Los dirigentes cupaires han desgranado su oferta, haciendo público parte del contenido de las negociaciones abiertas con republicanos y junteros. La esencia de la propuesta de la CUP es concentrar los esfuerzos en el rescate social, que no llegará, afirman, sin independencia. La autodeterminación, ya avanzan, no llegará con "falsos diálogos", sino "pasando a la acción".

¿Y eso cómo se concreta? Pues su apuesta pasa por, mientras no llega la desconexión definitiva, materializar "confrontaciones" específicas con el Estado para defender derechos en materia de vivienda, emergencia climática o igualdad de género. Y con un giro a la izquierda que, por ejemplo, blinde el derecho a la ocupación de pisos de grandes tenedores, acabe con las externalizaciones en sanidad y revise de arriba abajo el papel de los Mossos. Lo ha explicado la diputada Laia Estrada, que ha advertido que "la confrontación democrática con el Estado es inevitable e inaplazable".

Se trata, dicen, de combinar estas "rupturas" con "la idea de volver a hacer un referéndum a lo largo de esta legislatura". Eso sí, recalcan que esta vez, a diferencia del 1-O, hay que haber "hecho los deberes" en relación a la creación de las estructuras de Estado. Para conseguirlo, subrayan la necesidad "de alinear instituciones y calle" y compaginar la "desobediencia civil" con la defensa de la soberanía del Parlament. Es decir, la lucha en la calle acompañada del compromiso de las fuerzas independentistas de no sucumbir a las invectivas judiciales que lleguen.

Vuelve el tenemos prisa

"Tenemos prisa". La CUP ha recuperado su popular eslogan para presionar a ERC y Junts per Catalunya, a quien critican que hayan estado divagando durante estas semanas de negociación. "Con Junts no nos está resultando fácil", ha señalado Estrada. Según ha comunicado, hace dos semanas entregaron a las dos principales fuerzas independentistas un documento detallando sus propuestas. Todavía esperan respuesta del partido de Puigdemont, y la que han recibido por parte de los republicanos es, desde su punto de vista, "demasiado abstracta". "Necesitamos aterrizar, valentía, concreción," ha apuntado Estrada.

Ante esta constatación, Carles Riera se ha dirigido a Junts y ERC para reclamarles "osadía para transgredir los marcos jurídicos y políticos actuales" y apostar no por un "cambio de matiz ni de grado" sino "de modelo". "Os pedimos que salgáis de la zona de confort", ha remarcado el líder anticapitalista, que ha reclamado al resto de actores independentistas que superen las disputas partidistas con "generosidad y mirada amplia". "La mesa de diálogo que se vuelve fundamental y prioritaria no está en Madrid, es la mesa que en nuestra casa pueda construir grandes consensos nacionales por los derechos sociales, civiles y políticos. Para alcanzar un nuevo embate democrático con el Estado y hacerlo pronto y, además, esta vez ganarlo", ha concluido.

Los comunes se autoexcluyen

En el auditorio de invitados, pocos por las forzosas restricciones pandémicas, había uno de los principales interesados, Pere Aragonès. Toda una declaración de intenciones, su asistencia al acto de la CUP, que llevaba por título Programa para un nuevo ciclo. Entre los presentes, dos de los integrantes de los equipos negociadores de ERC y Junts, Marta Vilalta y Josep Rius, y también la presidenta de la ANC y el vicepresidente de Òmnium, así como representantes de Más País y de las organizaciones que integran la candidatura cupaire.

En la lista de ausencias destaca que los comunes han declinado la invitación de los anticapitalistas, como hicieron con la conferencia de Aragonès hace unas semanas. "En Comú Podem se ha autoexcluido porque prefiere blindar el régimen del 78" en lugar "de abandonar el papel de comparsa del PSOE", ha lamentado desde el atril Laia Estrada.

La coincidencia con Junts

El espacio que ha escogido la CUP para celebrar la conferencia de este miércoles es, curiosamente, el mismo que había servido hasta hace poco de cuartel electoral a Junts per Catalunya, un local polivalente situado en el barrio de Gràcia de Barcelona, en la calle Jesús.

La formación de Puigdemont ubicó su centro de operaciones allí durante tres campañas electorales seguidas, las catalanas del 21-D, las generales del 28-A y las municipales y europeas del 26-M.

En la imagen principal, Aragonès escucha a Dolors Sabater durante la conferencia 'Programa por un nuevo ciclo'. / Roser Gamonal