El presidente de la sala que juzga el procés, Manuel Marchena, y el periodista que da vida a su personaje en el Polònia, Queco Novell, se han visto hoy las caras, aunque el presidente del tribunal seguramente no era consciente de que tenía en frente a esa persona que lo imita, bajo una montaña de maquillaje, en la televisión catalana.

Marchena conoce las imitaciones y, de hecho, las sigue porque le hacen llegar los gags que le dedican los del Polònia. Pero ni conoce a Novell ni hoy se han encontrado. En la sala no hay parodia, sino un juicio en el que doce personas se juegan decenas de años de prisión. Novell ha seguido la sesión de la mañana y de la tarde. Y, al acabar, se ha marchado.

Si no es que ha llegado al presidente de la sala la noticia de la presencia de su alter ego televisivo ―la cual corría intensamente entre los periodistas porque entre los medios de Madrid se sabe perfectamente qué es el Polònia―, Marchena ni siquiera se ha enterado de que aquella persona que lo observaba atentamente desde la tercera fila del público era a su imitador.