El líder de la oposición, Salvador Illa, ha abierto la segunda jornada del debate de política general comparando al president de la Generalitat, Pere Aragonès, con un futbolista a quien se le ha permitido quedarse solo en medio del campo, correr con la pelota hacia una portería sin portero, sin zancadillas de los rivales, y que, al final, acaba estrellando el balón contra el palo. "Catalunya no falla, falla su gobierno", ha sentenciado. Y no obstante, la intervención de Illa no se ha podido desmarcar de la situación en Madrid, donde el gobierno de Pedro Sánchez necesita el apoyo de ERC y Junts para la investidura, lo cual condicionará la oposición del PSC en el Parlament.

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Ha recordado que su partido apoyó los presupuestos de este año y se ha mostrado dispuesto a apoyar los del próximo año. "Nosotros ayudaremos", ha asegurado en varias ocasiones, en las que ha insistido en que la suya será una "colaboración exigente". Pero también ha dejado claro que existen condiciones. En primer lugar, ha advertido que Catalunya se equivoca si se impone el arrebato, la rauxa; en segundo lugar, ha alertado de que la situación política en el Estado es una oportunidad y "no es el momento de hacer carreras a ver quién llega antes y sale mejor en la foto", en clara alusión al pulso con Junts para atribuirse los éxitos de la negociación; y, en tercer lugar, ha alertado sobre las prisas de ERC para llegar al final de la legislatura tirando la casa por la ventana.

El líder socialista ha reprochado que este era el tercer debate de política general de Aragonès y el primero que hace con un gobierno en solitario, tras romper primero con la CUP y después con Junts, lo cual le ha obligado a buscar el apoyo del PSC. "Y esto no acaba de funcionar", ha reprochado, después de lamentar que todos los movimientos del Govern son reactivos, "un arrastrar los pies". "Y eso no va así. Catalunya necesita pactos, consensos, unirnos en lo fundamental", ha advertido.

El primer secretario del PSC ha desgranado un rosario de carencias del ejecutivo de Aragonès, a quien ha reclamado más autoexigencia, respeto a los demás, reconocer la pluralidad y fortalecer las instituciones.

Los reproches no han gustado a Aragonès, que ha rechazado las críticas del líder socialista y le ha reclamado que argumentara sus palabras con datos, y ha asegurado que el rumbo de su gobierno es claro, conseguir un estado independiente, y que durante la legislatura ha alcanzado consensos, que ha enumerado, a pesar de ser un gobierno en minoría.