Lo que tenía que ser una manifestación tranquila contra la reforma de las pensiones en Prada (Conflent), como son habitualmente las de la Catalunya Nord, ha acabado de la peor manera cuando los efectivos de la Gendarmería han lanzado gases lacrimógenos (gas pimienta) contra los participantes, entre los que había niños. La actuación policial ha originado una gran polémica y más cuando durante marcha, que ha reunido a unas 750 personas, no se ha producido ningún incidente. "Es incomprensible lo que ha sucedido, todo iba bien", ha señalado a uno de los manifestantes al diario L'Indépendant. Un padre se ha exclamado también: "Hemos venido con los niños porque pensábamos que en Prada todo iría bien". Una madre también ha dado su versión: "Íbamos avanzando tranquilamente. Había muchos niños. Estamos en Prada, y era una manifestación muy familiar. Lo que ha pasado es aberrante". Ha sido un claro error policial en el pueblo del anterior primer ministro francés, Jean Castex.

El recorrido de la manifestación ha sido tranquilo hasta que los concentrados han decidido cortar la carretera RN 116. Entonces los gendarmes se han puesto en modo ofensivo y lo han intentado impedir lanzando gases lacrimógenos. Pero no han conseguido que un centenar de manifestantes cortara la carretera un rato. Después algunos de los manifestantes se han quejado a los policías por su actuación.

La Gendarmería ha argumentado que han utilizado el gas cuando algunos de sus agentes han caído al suelo y podían ser pisados, y argumentan que el viento ha hecho que el gas pimienta llegara hasta los niños. En Prada no se creen esta versión. "Me gustaría ver quiénes son estos agentes que han sido pisados", ha declarado Julien, muy incrédulo, a France Bleu.

Los contrarios a la reforma de las pensiones impulsada por el presidente francés han protagonizado este jueves la novena jornada de protestas, con escenas de gran dureza en París y en otras localidades francesas. Aunque pasan los días desde que Macron aprobó por decreto elevar la jubilación de los 62 años a los 64, la movilización no parece disminuir y los CRS antidisturbios actúan al límite en París.

Los sindicatos franceses han protagonizado este jueves una nueva jornada bloqueos, que ha provocado que las refinerías hayan quedado paralizadas y que se haya cancelado el transporte público. La interrupción del suministro de las refinerías ha hecho crecer la preocupación por la escasez de combustible para los aviones en los aeropuertos de París, y es un quebradero de cabeza que se suma a la lista creciente de problemas, a los que hay que sumar los montones de basura que se han acumulado en París. La situación es tan preocupante que está en duda la visita de Estado que tenía que efectuar el rey Carlos III a la capital francesa la próxima semana. Macron dijo el miércoles que no aflojaría a pesar de las protestas y que está dispuesto a aceptar la impopularidad a fin de que salga adelante el proyecto de ley de las pensiones "en interés del país".