El escritor Félix de Azúa ha comparado la supuesta "presión social" del independentismo con la que hacía a ETA en el País Vasco. De Azúa hace cinco años que dejó Catalunya para ir a vivir a Madrid. Entonces ya declaró que "me he ido para que mi hija no esté escolarizada en el odio a los españoles", cosa que, en su opinión, "es lo que se enseña" en las escuelas catalanas.

Un lustro más tarde, el académico de la RAE mantiene esta teoría y, además, cree que la situación en Catalunya "ha cambiado a peor" y ha tildado el escenario soberanista de "grotesco".

"Cuando una colectividad entra en la vía de la irracionalidad absoluta, se puede llegar a lugares extraordinarios", ha puesto de relieve en una entrevista en la revista Tiempo, y ha añadido que en Catalunya "sólo importan los sentimientos" y no la razón. 

Irónicamente, De Azúa ha soltado que "es maravilloso que a Catalunya la representen personas como Gabriel Rufián" y ha comparado la "presión social" de los independentistas con la de la "Checoslovaquia de los tanques rusos" o "la época de ETA al País Vasco, que tomaba las fiestas del pueblo" y no se podía asistir a ellas a menos que "fueras simpatizante abertzale". "Es una presión constante, todos los días y a todas horas", se ha lamentado.

El académico de la RAE ha subrayado que la única diferencia entre la cuestión catalana y las dictaduras es que la situación actual está marcada por ser un "fascismo sonriente, simpático, de feria y del pueblo".

"Colau tendría que servir pescado"

El académico de la RAE ha tomado el ejemplo del concejal del PP de PalafollsÓscar Bermán, cuando señaló que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, "debería estar limpiando suelos, en una sociedad seria y sana". 

De Azúa ha tirado un nuevo dardo contra la alcaldesa al asegurar que "tendría que estar sirviendo en un sitio de pescado, en vez de ocupar esta responsabilidad" porque "no tiene ni idea de cómo se lleva una ciudad, ni le importa". 

Eso sí, ha justificado su declaración bajo el argumento que "es una cosa de risa" porque Barcelona, que es "una ciudad civilizada y europea", no tendría que estar gobernada por una persona a quien "lo único que le importa es cambiar los nombres de las calles".