El sargento de los Mossos de Esquadra Lluís Escolà no hacía de escolta de cargos políticos y coordinaba operaciones porque tenía problemas de salud. La última vez que hizo de escolta personal fue para el presidente Jordi Pujol. Así lo ha explicado un inspector del área de escoltas jubilado en enero en el 2018, en la tercera sesión del juicio al exconseller Miquel Buch i a Escolà, en la Audiencia de Barcelona, este viernes. Con estas afirmaciones, la defensa de Escolà, ejercida por la penalista Isabel Elbal y Gonzalo Boye, ha querido desmontar la tesis de la Fiscalía que Buch contrató como asesor a Escolà para encubrir que hacía de escorta de Puigdemont en el exilio, de julio de 2018 a marzo de 2019. En esta sesión, Carles Puigdemont ha declarado, como testigo, desde una sede judicial belga, y ha asegurado que Escolà no le ha hecho de escolta y ha denunciado que el Gobierno le ha denegado su protección, como recoge la ley sobre las prerrogativas de los expresidentes de la Generalitat.

A la vista, han declarado testigos citados por las defensas de Buch, ejercida por la penalista Judit Gené, y de Escolà, además de los peritos. El juicio se reanudará el 13 de julio, con la declaración de los dos acusados y los informes. El fiscal Pedro Ariche anunciará si mantiene la petición de 6 años de prisión para Miquel Buch y 4 años de prisión para Escolà  por los delitos de malversación de fondos y de prevaricación.

El presidente del tribunal de la sección 2.ª, José Carlos Iglesias, ha interrumpido tanto al fiscal y como a las defensas, y ha reiterado que el objeto de enjuiciamiento son los dos delitos y no las acciones anteriores, como acompañar Puigdemont al exilio, en octubre de 2017.

Escolta con armas y protección

El inspector del área de escoltas de la Generalitat ha explicado al tribunal que los agentes "siempre llevaban armas" cuando iban al extranjero de escolta un político, aunque ha admitido que desde el 2018, cuando dejó el cuerpo, ha sabido que "hay problemas" para llevarlas. El Gobierno es quien primero lo de autorizar y después las autoridades del país. El profesional ha detallado que el equipamiento de un escolta es llevar arma, chaleco y un bastón extensible. "Escolà es un buen profesional, pero no podía hacer de escolta por sus problemas en la espalda. Sería desprestigiar en el cuerpo de escoltas", ha declarado.

El sustituto de Escolà

Otro de los testigos ha sido Carles Bosch, detective privado de profesión, que fue nombrado asesor del conseller de Interior, de marzo de 2020 a septiembre de 2020, cuando Buch fue cesado. "No lo tenía claro, pensaba que no duraría mucho y tenía que cerrar casos del despacho", ha declarado Bosch al tribunal para justificar que tardó meses al asumir el cargo. Ha explicado a la Audiencia de Barcelona que no fichaba, que no tenía obligación de ir al Departament de Interior y que estaba en contacto telefónico con el conseller Buch. Ha añadido que con la pandemia hizo informes sobre qué hacían otros países europeos en materia de desescalada en el ámbito policial.

También ha declarado la ex mujer de Escolà que hicieron juntos viajes en París y después fueron a Waterloo, a la casa de la República, donde se alojaron, el 27 de juliol de 2018, y Escolà se quedó unos días más. Ha añadido que también fueron a Edimburgo y en Suiza con el matrimonio Puigdemont, como amigos, y con otras personas.

Los informes de Escolà, validados

Además de estar mucho tiempo en el extranjero, la Fiscalía sostiene que los 14 informes que realizó Lluís Escolà como asesor del ex consejero Buch, son “muy básicos”, según los investigadores de los Mossos d'Esquadra. La caporal de los Mossos que recopila este informe policial y un perito, contratado por la defensa de Buch, han expuesto sus criterios opuestos. Jaume Domingo, que ha sido jefe de gabinete técnico de Interior, ha considerado correctos los informes hechos por Escolà y ha asegurado que el conseller de Interior, como cualquier otro político, “no necesita informes específicos y técnicos”. También ha criticado abiertamente que los informes fueron enviados a unidades especializadas de los Mossos para ser analizadas y que en estos análisis se recojan afirmaciones despectivas, como por ejemplo “no pasaría un examen de bachillerato”, y también que no se ponga en contexto cuando se hizo estos informes y la fecha.


La unidad de investigación de los Mossos hizo un análisis de los 14 informes, siguiendo un parámetro científico de responder 5 preguntas, como por ejemplo la originalidad, verosimilitud y si se habían copiado en Internet. No obstante, la abogada de Buch ha hecho resaltar que los Mossos solo han analizado el 60% de los informes del sargento Escolà. En el juicio, se han comentado un informe que analiza el contexto de la amenaza terrorista y si se había que bajar el nivel de seguridad; en otro si había que aprobar un festival de música en la montaña, y otro sobrero la seguridad privada.

Otro perito, aportado por la defensa de Buch, ha asegurado que la contratación de Lluís Escolà como asesor político del conseller de Interior fue correcta, que no se creó la plaza ad hoc. También ha añadido que de los 52.000 euros que cobró de Interior y que la Fiscalía reclama que devuelva por los 224 días trabajados, hay que descontar días de fiesta y vacaciones, y si se le tuviera que reclamar alguna cantidad serían unos 24.000 euros