Más presión para Dolors Feliu. Una cuarentena de figuras relevantes alrededor de la Assemblea Nacional Catalana se han sumado a un manifiesto que es un grito de alerta contra la lista cívica. La presidenta de la entidad y la actual dirección no han escondido en ningún momento su apoyo por una iniciativa electoral que articularía una cuarta candidatura independentista en las próximas elecciones catalanas, alejada de los partidos. Pero es precisamente la estrategia que plantea Feliu y compañía que ha provocado el estallido de la tensión en la ANC: sin ir más lejos este fin de semana el vicepresidente Jordi Pesarrodona dimitió y 13 secretarios nacionales anunciaron su dimisión, tan solo para explicar el jueves que están preparando una recogida de firmas para pedir la convocatoria de nuevas elecciones internas.

Ahora, entre los protagonistas no hay miembros de la cúpula actual, sino exdirigentes de relevancia que han pasado por la entidad a lo largo de su existencia. El texto está firmado por los exvicepresidentes Agustí Alcoberro y Josep Cruanyes, además de exmiembros del secretariado nacional como Carles Castellanos, Elisenda Romeu, Blanca Sierra y Julià de Jòdar. El manifiesto, avanzado por NacióDigital y al que ha también ha accedido ElNacional.cat, advierte la actual dirección sobre la lista cívica y sus peligros.

Así, se reconoce que hay algunas ventajas, como la posible "sacudida" del sistema representativo que puede provocar, la "frescura" de nuevos planteamientos directamente vinculados a la lucha del movimiento organizado, o la "forja" de nuevos liderazgos, "capaces de circular con decisión y sin trabas entre la calle y el poder instituido".

Pero "nadie con dos dedos de frente puede ignorar los límites de la intervención institucional", alertan. Por una parte, está "la ambivalencia" de dar luz en un mecanismo electoral sobre la cual después la ANC no podrá tener "ningún tipo de poder directo", ya que la entidad solo propicia el nacimiento. En segundo lugar, está la preocupación para que el ingreso a los rangos institucionales produzca un "espejismo de autonomía" a los representantes y los aleje de la realidad de las calles. Y también se pone el foco sobre "los medios informativos, las fake news amigas y el lawfare enemigo, los poderes fácticos y la propaganda interesada", que se opondrían a las injerencias externas.

"En ningún caso" un cuarto partido

El texto advierte que todo eso creará susceptibilidades y divisiones "que pueden hacer más daño que bien" a la ANC y a todo el movimiento independentista. "Hace falta definir bien objetivos, calcular adecuadamente fuerzas y actuar con mucho juicio y sin prisas", explican los críticos, describiendo la lista cívica como una "herramienta colectiva al servicio de la nación" y subrayando la necesidad de evitar que caiga "de lleno en las prácticas que tanto criticamos y que tanto daño nos han hecho". Para concluir, señalan que la lista cívica "no se puede convertir, en ningún caso", en un cuarto partido dentro de un sistema subordinado al enemigo, ajeno al latido de la gente más dinámica y comprometida del país, y cerrado dentro del círculo vicioso de los profesionales de la política. "Contrariamente, significaría el fin de nuestros propósitos fundacionales, la negación de nuestra práctica democrática, y la desorientación de un movimiento que necesita más claridad que nunca".