El sábado se acaba el plazo para que las prisiones determinen en qué grado clasifican a los presos políticos. Como mucho lo podría notificar el lunes 16 de diciembre, pero todo hace pensar que se coocerá esta semana, entre el jueves y el viernes.

Según fuentes judiciales próximas a ERC, pronostican que a Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa les clasificarán en segundo grado y que para salir de la prisión tendrán que tener permisos puntuales o un trabajo.

Los republicanos dan por hecho el segundo grado y descartan el tercero, porque "los equipos multidisciplinares no serán unánimes", según fuentes judiciales. De hecho en los últimos 17 años ha habido un tercer grado con penas de 8 y 9 años con una sentencia de la Audiencia Nacional.

La junta de tratamiento, formada por profesionales de diferentes disciplinas, hará la propuesta de la clasificación. Si no hay ninguna objeción será la que se aplique, pero no se puede descartar que la fiscalía y los mismos abogados de las defensas lo recurran. El primer recurso lo resolvería el juez de vigilancia penitenciaría. Pero si hubiera apelación, el caso subiría ya al Tribunal Supremo, que es quien tomaría la resolución final. La Generalitat solo intervendría en caso de que las tres prisiones clasificaran de manera diferente a los presos.

Los abogados, de hecho, preparan ya el recurso y la documentación de una eventual aplicación del artículo 100.2 que regula las salidas en casos de trabajo o para cuidar de personas mayores. Con estos dos ejes trabaja el equipo de la defensa que ya está preparando la documentación que define la situación personal de cada uno de los presos.

Según la defensa de ERC el único motivo para no dar el tercer grado es la longitud de la condena porque ninguno de los presos tiene antecedentes ni responsabilidad civil a pagar. Y la reincidencia quedaría descartada a causa de la inhabilitación, que forma parte también de la condena. Pero con penas como las que tienen los presos políticos, que van de los 9 a los 13 años, no se acostumbra a clasificar en tercer grado hasta que no se ha cumplido la mitad. Pero también es verdad que según fuentes judiciales, las largas condenas no pueden ir contra la reinserción.