El presidente en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, ha acabado cediendo y, después de semanas sin cogerle el teléfono, ha anunciado que la semana que viene llamará al presidente de la Generalitat, Quim Torra. El gesto no es casual. Se enmarca dentro de las negociaciones para la investidura y, de hecho, fue una de las exigencias que ERC puso sobre la mesa de negociación.

Según han explicado fuentes republicanas a El Nacional, los negociadores del partido lo exigieron durante la tercera reunión que se produjo este martes a la capital catalana y el PSOE, se comprometió a ello. Las mismas fuentes apuntas que, para seguir con las negociaciones, hacía falta "un gesto para demostrar el respeto institucional". Un punto que, de hecho, se incluyó en el comunicado oficial de la reunión, firmado por los dos partidos, aunque en aquel momento no se especificaba en qué se concretaría.

"Constatamos avances en la definición de los instrumentos necesarios para canalizar el conflicto político sobre el futuro de Catalunya, que deseamos abordar desde el respeto y el reconocimiento institucional mutuo," afirmaba el comunicado.

Un día después, ha sido el mismo Pedro Sánchez quien ha anunciado la llamada después de recibir el encargo del Rey para intentar formar gobierno. De hecho, ha anunciado que a partir de la semana que viene llamará a todos los presidentes autonómicos, así como a los dirigentes de entidades municipalistas, "para compartir el deseo de la mayoría de españoles de poder contar con un gobierno como antes mejor que ponga propuestas y soluciones a muchos problemas", según ha anunciado el mismo presidente.

Un gesto, sin embargo, absolutamente insólito –normalmente las llamadas a los presidentes autonómicos son una vez investido– y que llega después de que Torra llamara reiteradamente en Sánchez, después de la sentencia y en medio de los disturbios, y que este no le cogiera el teléfono.