"Ha sido un privilegio". Con estas palabras se despidió este jueves Ernest Maragall de su equipo en el departamento de Exteriores, en el que fue su último día como conseller. Este lunes empieza otra etapa, la carrera para ser el próximo inquilino del otro edificio de la plaza Sant Jaume: el Ayuntamiento de Barcelona. El movimiento es una de las grandes apuestas de ERC para cumplir uno de sus principales objetivos de cara a las elecciones municipales: conquistar la capital catalana y ganar terreno en el área metropolitana.

Los resultados de las elecciones del 21-D les dan fuerza en este sentido. Los republicanos crecieron con fuerza en el área de Barcelona, uno de los puntos débiles del independentismo, y consiguieron ser segunda fuerza, sólo superados por Ciutadans, en municipios clave como Badalona, l'Hospitalet, Santa Coloma, Rubí o Cornellà. A modo de ejemplo, en Santa Coloma ERC consiguió 8.068 votos, mientras que en las elecciones del 27-S de 2017 la lista de JxSí sólo había conseguido sumar 7.815.

Este es de hecho, uno de los grandes argumentos de ERC para apostar este mayo por presentarse en solitario, y no con listas conjuntas con las otras fuerzas independentistas. Los republicanos hace años que intentan hacer mella en el área metropolitana y, ante la importancia que tiene en esta zona la clase obrera, ven imprescindible presentar propuestas de izquierdas. La candidatura de Maragall, de la cual se sabrán más detalles en un acto que se celebrará el próximo 10 de diciembre, irá en este sentido y se centrará en propuestas de ciudad y de ámbito progresista.

El modelo Badalona

También es la fórmula que aplicarán en el resto del área metropolitana: con proyectos y pactos postelectorales de izquierdas y soberanistas. De hecho, este modelo no es nuevo, sino que ya fue clave de bóveda en las anteriores elecciones, las de 2015, en ciudades como Badalona, a pesar del éxito de la moción de censura de PSC, PP y Cs en el último tramo de mandato, y Sabadell.

Gracias a estos pactos, los republicanos han conseguido gobernar en estas dos grandes ciudades, la cuarta y la quinta más pobladas de Catalunya, respectivamente. En el caso de Badalona, formaron parte del equipo de gobierno con un pacto de izquierdas con Ganyem Badalona (Podem+CUP), ICV y el PSC -hasta la moción de censura- y en el de Sabadell, con la CUP, llegando a ostentar la alcaldía durante dos años.

"Este modelo es reproducible en otros municipios". Así lo apunta en declaraciones a El Nacional, el secretario de política municipal del partido, Marc Sanglas, que considera que estos "gobiernos de progreso y soberanistas" en el área metropolitana han funcionado "muy bien", a pesar de "lo que ha pasado en Badalona".

Crecimiento en las grandes ciudades

Sin embargo, los objetivos de cara a las municipales no acaban aquí. Los republicanos también quieren conseguir más alcaldías y más concejales. En este sentido, Sanglas apunta que el objetivo es pasar de las 260 alcaldías actuales en las 300 y de los 2.400 concejales en los 3.000. Además, quieren crecer a las grandes ciudades, en las de más de 25.000 habitantes, y la intención es "doblar" las alcaldías actuales en estas poblaciones. En los comicios de 2015 los republicanos crecieron en las de más de 10.000 y 15.000 habitantes y ahora, quieren ir un poco más lejos.

Con respecto a los pactos fuera del área metropolitana, el secretario de política municipal también apunta que los acuerdos postelectorales no serán "simétricos" en todo el territorio y que no cerrarán "la puerta a nadie". Si bien en el área de Barcelona puede haber más acercamiento a los comunes porque son poblaciones donde "pueden tener más fuerza", eso probablemente no se traducirá a la Catalunya central o a la demarcación de Girona. "Apostamos por listas y pactos que nos ayuden a consolidar la República", resume en este sentido.