Desde el 1 al 19 de marzo, las Fallas de Valencia trasladan a la calle una fiesta que combina tradición, sátira y arte, pero que, sobre todo, se caracterizan por trasladar a los ninots una crítica ácida e irónica de nuestra sociedad y del momento político que vive España, pasada por el tamiz del particular humor de los valencianos. Y como el momento actual es especialmente convulso por los acuerdos de Pedro Sánchez con los independentistas; la ley de amnistía, las acusaciones de terrorismo, la politización del trabajo de los jueces que han puesto en pie de guerra a la derecha española y sus medios afines, las fallas del 2024 han resultado especialmente polémicas por algunos ninots que, según algunas voces críticas, han cruzado la fina línea roja que separa el humor y la crítica del insulto, el odio, la difamación o la vejación, que cuestiona la honorabilidad de los políticos y representantes institucionales. El debate sobre si la libertad de expresión tiene que prevalecer sobre derechos fundamentales como el del honor o el derecho a la imagen no es nuevo, pero en esta edición se ha vuelto a poner de manifiesto por las críticas de diferentes colectivos a imágenes o escenas reflejadas a la Exposició del Ninot inaugurada el viernes pasado, con ninots polémicos como el de la falla de Pere Cabanes-Comte de Lumiares en la que se ve en Carles Puigdemont sometiendo a Pedro Sánchez con una vejatoria postura sexual, cubiertos con una bandera estelada, que un Alberto Núñez Feijóo en forma de gaviota, y un Santiago Abascal convertido en perro, intentan apartar, y que está siendo la estrella de la exposición.

La política estatal centra la atención

Cada año, la Exposició del Ninot reúne las figuras escogidas por cada comisión fallera del monumento mayor y del infantil con la esperanza de que el muñeco sea indultado del fuego. En la edición de este año, la muestra se celebra del 2 de febrero al 15 de marzo en el Museo de las Ciencias de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. A lo largo de las semanas de la exhibición, el público vota y, al final del periodo, los dos que hayan conseguido más apoyos, se salvan de ser quemados el 19 de marzo, o son escogidos para ser premiados (en cada categoría). En una edición fallera en la cual la política acapara gran parte de la atención, Pedro Sánchez y Carles Puigdemont son la pareja de figuras de cartón-piedra más recurrente de la muestra, que reúne más de 800 muñecos, y en la que también están presentes políticos como Isabel Díaz Ayuso, Alberto Núñez Feijóo, Yolanda Díaz, Ione Belarra, Pablo Iglesias, Irene Montero o José Luis Martínez-Almeida, además de representantes institucionales locales, como la alcaldesa de Valencia, María José Català, del Partido Popular, o el alcalde socialista de Mislata, Carlos Martínez-Bielsa.

La alcaldesa de Valencia, en contra

Precisamente, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, se pronunció este martes sobre el debate de si hay que limitar la libertad de expresión de los ninots de las fallas, y se mostró contundente en su rechazo a poner cualquier límite a la libertad de expresión de los maestros falleros, porque "si empezamos a poner límites a las temáticas, las Fallas dejarán de ser lo que son". Catalán aseguró que "en todos nos puede gustar más o menos un ninot, nos puede parecer más o menos adecuado, pero lo que claro está es que la Exposició del Ninot es el lugar más democrático de los falleros", y añadió que, en este espacio, son los mismos falleros los que deciden. "Ellos escogen cuál es la temática, cómo lo expresan y cómo la materializan. Todos, y digo todos, tenemos que entender esta libertad, esta ironía esta buena intención", subrayó María José Catalá, que ha considerado que es "muy sano" hacerlo.

Las fallas, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad el año 2016, se consideraron un reducto de resistencia de la libertad durante el periodo franquista, que utilizaba la creatividad y el ingenio para eludir la censura, y que con el tiempo desarrolló la tradicional sátira fallera. En la actualidad, este ingenio ha dado paso a la crítica explícita, directa, lo que favorece que se pueda confundir la sátira y el humor con el insulto.

Puigdemont y Sánchez, protagonistas

Carles Puigdemont ha sido uno de los muñecos más presentes y polémicos de las fallas en los últimos años. Ya en el 2021, la falla del Convento Jerusalén convertía al expresidente de la Generalitat en un flautista de Hamelín que controlaba a políticos como Oriol Junqueres, Quim Torra o Jordi Pujol convertidos en "las ratas más pestilentes", en lo que se interpretó por parte de los independentistas como un claro discurso de odio. La falla ganó el primer premio de la sección especial que la consideraba como la mejor falla de la ciudad de Valencia, en un año marcado por la pandemia. Pero tres años después, Puigdemont es la figura que más representa la catalanofobia que ha resucitado con la ley de amnistía. En las fallas que se podrán ver en las calles a partir del 15 de marzo, se le podrá ver sometiendo a Pedro Sánchez, pero en la falla Reino de València-Císcar también se verá a los enamorados presidente del Gobierno y al presidente Puigdemont compartiendo mesa con unos manteles con la estelada, recreando una escena de la Dama y el Vagabundo, como también aparecerá el líder de Junts dentro de un rosco de Pasapalabra en la falla Jacinto Labaila-Manuel Simó Els socarrats. Y en la falla Reino de Valencia-Duque de Calabria se representa a Pedro Sánchez como un samurái con una catana que es la ley de amnistía que corta por la mitad la Constitución, acompañado de un Carles Puigdemont vestido de geisha con esteladas en el peinado. La escena la completa una jarrón chino que se puede romper con el símbolo de España y un Feijóo fastidiado con unos cuernos.

Puigdemont i Sanchez
Puigdemont y Sánchez, como 'La Dama y el Vagabundo'

 

Polémica con el drama de Gaza

Pero los ninots de Puigdemont y Sánchez no son los únicos que han creado polémica en estas fallas del 2024. La falla Ángel Guimerà-Pintor Vila Prades de Valencia, conocida como los Arrancapins, que representa un árbol de Navidad de madera coronado con una estrella de David de la que cuelgan cabezas de muñecos con heridas y golpes, también ha levantado a muchas críticas, especialmente entre la comunidad judía, lo que obligó a la comisión del Arrancapins tuviera que incluir una cartela al lado del muñeco para aclarar que es una crítica contra el Estado de Israel, no contra todos los judíos del mundo. En el texto, aseguran que "no criticamos ni la religión y a la gente que la profesa", pero dejan clara que la intención de esta figura, cuál es el objetivo de este muñeco que se puede ver en la Exposición del muñeco, pero en la que no compite: "Estamos denunciando el genocidio que está llevando a cabo el gobierno israelí y su ejército sobre la población civil palestina, sobre sus pueblos, sobre los campos de refugiadas, sobre los hospitales, algunos de ONG humanitarias y de la ONU".