La CUP se ha sumado al resto de los grupos de la oposición a la hora de pedir elecciones, pero con un motivo bien diferente. En el debate de política general celebrado este miércoles, el portavoz de la formación anticapitalista, Carles Riera, ha reclamado elecciones para "generar un nuevo ciclo independentista" que concluya con un "embate que sea firme y definitivo".

En estos términos se ha expresado uno Riera que ha acusado al Governde Quim Torra de haber fracasado tanto en el ámbito nacional como social. "El binomio basado en la gestión autonómica y el diálogo ha fracasado", ha comentado después de acusar JxCat de proponer un "conflicto solo discursivo, y a veces jurídico" y en ERC de vender "un diálogo que es humo".

"Los mínimos para el diálogo son el reconocimiento nacional de nuestro país, el reconocimiento de la autodeterminación y el fin de la represión", ha recordado dirigiéndose explícitamente a los grupos parlamentarios de ERC y de Catalunya en Comú Podem.

Así pues, Riera ha planteado la receta de los cupaires para salir de "el callejón sin salida en qué se encuentra el Govern". "Para llegar a este escenario resolutivo", que ha apuntado a que es un referéndum reconocido internacionalmente y la amnistía para los represaliados, "se requiere unilateralidad y la ruptura con el Estado".

Por otra parte, Riera ha mencionado toda una serie de reproches dirigidos al Govern, como la "no respuesta a la crisis política con Catalunya, deriva represiva, la no derogación de la ley mordaza", la huida de Juan Carlos I, la pasividad con la protección para la conciliación laboral y escolar y el "despropósito de la gestión de los ERTE".

"Liberación social"

El dirigente de la CUP también ha reivindicado una "liberación social" que pasa por un "nuevo modelo social y económico" que provoque una "transición ecosocial de las actividades económicas". Así pues, ha enumerado algunas medidas como la renta básica universal, una reforma laboral y fiscal, la creación de una banca pública, la nacionalización del sector energético y un plan nacional de reconversión industrial. Riera también ha reivindicado un salario mínimo de 1.200 euros y una jornada laboral de 35 horas semanales que con el tiempo acabe siendo de 30h.