La política alemana ha quedado conmocionada porque por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial se ha roto el cordón sanitario que hacían los partidos mayoritarios contra la extrema derecha, a la que aislaban y con la que evitaban pactar. En el estado del land de Turingia, donde el representante liberal Thomas Kemmerich ha sido escogido por sorpresa como nuevo primer ministro en la tercera vuelta, con el apoyo de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), además de los democristianos.

Kemmerich ha sido escogido en la tercera vuelta con 45 votos, mientras que el hasta ahora primer ministro Bodo Ramelow (Die Linke) ha conseguido 44.

El presidente de la CDU en Turingia, Mike Möhring, ha justificado el voto de su grupo parlamentario al nuevo primer ministro, argumentando que no se podían negar a dar apoyo a un candidato centrista. "En las dos primeras vueltas nos hemos abstenido, en la tercera había un candidato de centro y no podíamos abstenernos. Nosotros no somos responsables de las candidaturas de los otros partidos ni de la forma como votan", ha indicado aludiendo al hecho de que AfD ha votado por el mismo candidato.

Las elecciones en el land de Turingia fueron un desastre para la CDU. Perdió el primer lugar, retrocedió 11 puntos, y fue superada por el partido de extrema derecha, que más que dobló los resultados y llegó al 23,4%.

Ramelow fue el primer presidente de land de Die Linke, en coalición con los socialdemócratas y los verdes.

Entre los que han criticado la elección está el jefe de los liberales en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, que no obstante mantiene en su grupo a Cs, que ha practicado lo mismo con el partido ultra Vox en varias autonomías y ayuntamientos.

De esta manera ha titulado la votación el principal diario alemán, el Frankfurter Allgemeine: "Sorpresa en Turingia: con el apoyo de AfD"