Desde el pasado 1 de enero la República Francesa aplica una nueva división territorial que ha comportado la fusión de buena parte de sus regiones administrativas, pasando de las 22 anteriores a las 13 actuales. Esta reorganización ha comportado, entre otras, la unión de las regiones de Mediodía-Pirineos, con capital en Tolosa de Languedoc y la de Languedoc-Rosellón, con capital en Montpellier y dentro de la qual se encuentra la Catalunya Nord, oficialmente, departamento de los Pirineos Orientales.

Esta macroregión, con un territorio de 72.000 kilómetros cuadrados y 5,6 millones de habitantes mantiene actualmente el nombre provisional de Languedoc-Rosellón-Mediodía-Pirineos (Languedoc-Roussillon-Midi-Pyrénées, en francés), pero la intención es encontrar un nombre nuevo que defina este territorio.

De hecho, el proyecto de reforma territorial del 2014 prevé que los nuevos territorios escojan un nombre que los defina, aunque será finalmente el Consejo de Estado el que finalmente ratifique los nombres oficiales.

Un trozo de Occitania y un trozo de Catalunya

Es en este contexto que el catalanismo político de la Catalunya Nord ha unido fuerzas para reivindicar un nombre en el que aparezca la singularidad catalana, a pesar de ser un componente minoritario ya que sólo representa uno de los trece departamentos de los que se compone la macroregión. El objetivo es conseguir que la nueva región se llame Occitania-Catalunya, un nombre que reivindica las identidades, culturas y lenguas de sus habitantes, aunque no incluye ni toda Occitania ni, por descontado, toda Catalunya.

Así, desde la plataforma Sem Catalunya Nord, que aglutina varias entidades del catalanismo cultural y político, se ha puesto en marcha una campaña en defensa de esta denominación, que cómo apunta al teniente de alcalde de Perpinyà y presidente de Unitat Catalana, Brice Lafontaine, tiene como principal objetivo, que “en cualquier propuesta de nombre aparezca el nombre de Catalunya”.

Las dos regiones se han fusionado en una

 

Es por eso que toma bastante fuerza el nombre de Occitània-Catalunya (Occitaine-Catalogne en francés), porque Sem Catalunya Nord ha encontrado puntos de acuerdo con las organizaciones occitanistas que defienden los mismos principios con respecto a su lengua y cultura y con las cuales han constituido la plataforma OC, las letras iniciales de Occitània y Catalunya, pero también la palabra ‘oc’, ‘sí’ en occitano, que da nombre al país y la lengua.

En declaraciones en El Nacional, Lafontaine insiste en que el trasfondo de la demanda es “defender un estatuto particular para el territorio catalán” y por eso reprocha que la propuesta de este nombre “no cuente con el apoyo de CDC en Catalunya Nord” y sí del resto de formaciones que defienden la catalanidad de este territorio.

Consulta no vinculante

En todo caso, la propuesta de Occitània-Catalunya llega en respuesta a la petición de la presidenta de la macroregión, la socialista Carole Delga, que hizo un llamamiento a presentar ideas con vistas a convocar un referéndum. De hecho, hay otras propuestas, como Sur de Francia, Pirineos Mediterráneos, Mediodía Languedoc o Midi d'OC, pero varias encuestas hechas en octubre en varios diarios de la zona demostraron que los nombres de Occitania y Occitania-País Català eran los que contaban con más apoyos, un hecho que ha espoleado la campaña Occitania-Catalunya como nombre de consenso.

Con la defensa efectiva de este nombre, Sem Catalunya Nord prepara para las próximas semanas dos consultas populares a los pueblos norcatalanes de la Torre del Bisbe (Rosselló) y Morellàs i les Illes (Vallespir), que cuentan con el apoyo de los respectivos alcaldes. “Estos referéndums demostrarán que la gente quiere que esté el nombre de Catalunya” asegura Lafontaine.

Con respecto al recorrido de la propuesta, todavía no hay nada oficialmente definido más allá de la de poder formular propuestas y defenderlas. El actual gobierno regional prevé que de todas las posibles denominaciones salga una pequeña elección que se someterá a referéndum vía internet. Las previsiones apuntan que el próximo mes se anunciará la fecha exacta de la consulta, en la cual podrán participar, por vía telemática, todos los habitantes de la región, y que en todo caso será no vinculante.

La última palabra la tendrá el Consejo de Estado

Así, más allá de lo que pueda pasar en esta consulta y a pesar de las buenas perspectivas que, a partir de los resultados de encuestas informales, se augura al nombre Occitania-Catalunya, ni siquiera la elección oficial de la región por una denominación concreta garantizará que esta acabe siendo el oficial, ya que será el Consejo de Estado francés -que entre otras funciones representa la última instancia de la jurisdicción administrativa- lo que validará o no el nombre escogido.

Esta decisión final se tomará hacia octubre, y a pesar de las posibilidades de éxito del nombre Occitania-Catalunya, Lafontaine se muestra seguro de que el Consejo de Estado tumbará la denominación porque esta máxima institución francesa “no querrá que aparezca Catalunya en el nombre”.

“Aunque haya un voto masivo a favor de Occitania-Catalunya, el Consejo de Estado puede decidir otra propuesta”, lamenta el político de Unitat Catalana y miembro de Sem Catalunya Nord. Una posibilidad sin embargo, que no desanima a los defensores de la identidad catalana de este territorio.

 

Foto superior: Acto de hermandad occitano-catalana / Efe