Los continuos choques entre el juez Pablo Llarena y el abogado Gonzalo Boye no se limitan al caso de los líderes independentistas exiliados. El abogado se ha encontrado ahora también con el juez instructor del 1-O en el caso que mantiene contra él la jueza María Tardón por un supuesto blanqueo de capitales. Boye ha intentado recusar a Llarena, pero el Supremo no ha admitido la petición.

Tardón persigue a Boye por un supuesto delito de blanqueo de capitales en un caso contra el narco Sito Miñanco, pero el abogado ha presentado una denuncia, junto con 44 abogados más, contra la jueza, por prevaricación y encubrimiento de asesinato. Y aquí aparece Llarena de nuevo, porque forma parte de la Sala del Tribunal Supremo que tiene que admitir la querella.

Tardón i Llarena

Boye ha intentado recusar a Llarena argumentando que tiene una demanda pendiente contra él en Bélgica, a raíz de su persecución de los políticos independentistas en el exilio, y que eso provocó una demanda de un grupo de abogados también contra Llarena en la Audiencia Nacional. Precisamente aquella demanda contra Llarena fue inadmitida por la jueza Tardón.

No obstante, a pesar de la argumentación del abogado, el Supremo decidió ayer no admitir a trámite la recusación. "La recusación se fundamenta en causas cuya invocación es arbitraria y manifiestamente infundada, por lo cual son descartables", se asegura en el auto del Supremo con el argumento de que "la relación con el Sr. Boye se ajusta a su intervención profesional en procesos anteriores".

Animadversión del testigo

También dentro del caso que la jueza sigue contra Boye por blanqueo de capitales, la defensa del abogado ha presentado un escrito para la adveración de una conversación que figura en el sumario en que se hace evidente que el testigo que ha implicado a Boye en el supuesto blanqueo, Manuel González Rubio, muestra una clara animadversión contra el abogado.

La razón son las opiniones contrarias de González Rubio contra los independentistas, en cuya defensa Boye se ha significado de manera pública. Este testigo modificó su declaración inicial para involucrar al abogado. En el escrito presentado en la Audiencia, la defensa argumenta que González Rubio se habría visto animado a incriminar a Boye por el blanqueo no sólo para poder salir de la prisión, sino también por la "profunda aversión" contra el abogado.

En la conversación, que se transcribe en la documentación, el testigo considera que se tendría que haber llevado a los independentistas en autobuses de la Guardia Civil hasta los Monegros. "Y fuera", concluye.

 

En la imagen principal, Gonzalo Boye en una fotografía de archivo / Efe