El dramaturgo Albert Boadella abofeteó a un hijo de Jordi Pujol cuando lo tenía de alumno en una escuela "pija". Sin especificar a cuál de los hijos del expresident se refería, Boadella ha subrayado que se trataba "de un alumno insoportable, no paraba de causar molestias y le pedí que saliera de clase". "Como se negava, le di dos bofetadas, pero creo que le tendría que haber pegado más fuerte", ha añadido, al tiempo que ha tildado al expresident de "capo mafioso".

Boadella ha hecho estas declaraciones en el marco de la presentación de su última obra, El sermón del bufón, que estrenará este miércoles en los Teatros del Canal de Madrid y en la que reflexiona sobre diferentes artes y realidades de la sociedad, entre las que se incluye la situación actual de Catalunya, donde "hay un conjunto importante de ciudadanos que están enfermos mentales".

De hecho, el dramaturgo culpa a los dirigentes catalanes de "inducir a la paranoia". Es la patología más sencilla de transmitir, crear paranoicos es muy fácil: unos desvergonzados han jugado con los sentimientos de arraigo de la gente y ha "funcionado", ha lamentado, para establecer similitudes con el ascenso de los nazis, los cuales "convirtieron a una sociedad culta en una sociedad despreciable que llegó a los límites a los cuales llegó". "Que los catalanes estén paranoicos con el resto de españoles no tiene ninguna justificación", ha señalado.

Bufón de Juan Carlos

Boadella ha explicado que la obra "no se trata de un ajuste de cuentas con nadie", si bien da un repaso a su trayectoria vital en la que salen nombres como los de Jordi Pujol o el Rey emérito Juan Carlos. "Me habría encantado ser bufón si Juan Carlos I hubiera tenido corte, porque es un cachondo y habría dado mucho de sí", ha comentado con humor.

El actor ha sido preguntado también por otros líderes como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de quien ha llegado a asegurar que le habría "encantado" de que llegara a gobernar en España porque, como dramaturgo, "se afilaría la dentadura". "Para los titiriteros es una suerte tener dirigentes tan radicales, aunque para los ciudadanos sea una putada", ha ironizado.

"La maldad es teatral, somos como cuervos que aprovechamos las calamidades que la sociedad ha tenido que sufrir. No podemos justificar la sátira, pero el que nos mueve es este espectro de maldad con personajes sórdidos y brutales. Mira a Hitler y lo que ha dado de sí", ha justificado.