El apoyo explícito que está mostrando los últimos días el fundador de Wikileaks, Julian Assange, al independentismo catalán ha inquietado a la prensa española, que se ha esforzado en buscar una explicación que, necesariamente, debería ser oscura y turbia y que implicaría a varios líderes mundiales.

Finalmente, ha sido El confidencial quien ha dado las claves de una supuesta conspiración a nivel planetario que explicarían la 'conversión' de Assange en un activo militante independentista, todo a partir de un triángulo que tendría en sus tres vértices los líderes de una conjura mundial destinada a destruir España: el presidente ruso, Vladimir Putin; el de los Estados Unidos, Donald Trump; y el de la Generalitat, Carles Puigdemont. De por medio, diplomáticos rusos, congresistas y "lobbies" americanos y las gestiones del govierno catalán para internacionalizar el proceso.

Dando por hecho que el apoyo de Assange en tanto que reconocido creador de opinión no es, no puede ser gratuito, el mencionado medio da por hecho que todo habría surgido a partir de una reunión que tuvo lugar el pasado 16 de agosto -el día antes de los mortales atentados en Barcelona y Cambrils-, entre Assange y el congresista norteamericano Dana Rohrabacher, un político muy próximo al presidente de los EE.UU., Donald Trump y... uno de los dos congresistas que visitaron Catalunya el pasado mes de abril, manteniendo reuniones con el president Carles Puigdemont y la presidenta del Parlament Carme Forcadell, pero también con el delegado del gobierno español, Enric Millo, acompañado de la cúpula policial española en Catalunya.

Noches de alcohol y lucha libre

Rohrabacher, además de supuesto valedor del catalanismo, sería también un agente doble, o triple, que serviría los intereses de Vladimir Putin, especialmente desde que se conocieron, hace muchos años, en el transcurso de una larga noche con excesos etílicos y combates de lucha libre según algunas informaciones. A todo eso se suman las sospechas que el congresista hubiera estado implicado en otro asunto oscuro del cual, de momento, no consta huella catalana, el Russiagate, es decir, el supuesto caso de filtraciones informativas desde Rusia para favorecer la campaña electoral de Trump que acabaría llevándolo a la Casa Blanca.

Para acabarlo de arreglar, el congresista compartiría relación turbia con el Russiagate con el lobby norteamericano SGR Government, el cual, a su vez, habría sido contratado por la Generalitat el pasado mes de agosto dentro de su política de internacionalizar el proceso.

Todos estos elementos llevan a la conclusión-desatascador que lo explicaría todo: la independencia de Catalunya es un objetivo estratégico de la Rusia de Putin, probablemente con el visto bueno de Trump, y el hecho de que el embajador de Rusia en la ONU mencionara, en 2014, el nombre de Catalunya a la hora de justificar la anexión de Crimea sería una prueba de cargo.

Por lo tanto, siguiendo esta teoría de la conspiración, Assange sólo sería una pieza más en una enorme confabulación que quiere provocar la desestabilización mundial a partir de la independencia de Catalunya, posibilidad de la cual el mismo fundador de Wikileaks se ha reído.

Y es que mirándolo bien, todas las piezas encajan si, como pasa con los rompecabezas, se cortan a medida.