Desde la ruptura de Convergència y Unió hace cuatro años, motivada por el giro independentista que Artur Mas imprimió en su partido y en su gobierno, han sido varios los intentos de los no independentistas de centro para reorganizarse y volver a levantar cabeza. A lo largo de los últimos años se han rebautizado y han surgido nuevos partidos, pero es ahora que la sensación de agotamiento en el independentismo parece más extendida que el "catalanismo moderado" vuelve a activarse con el objetivo de ordenarse para presentar una candidatura que aspire a obtener representación en el Parlament.

En la primera cumbre impulsada por la Lliga Democrática -partido registrado este agosto por el expresidente de Sociedad Civil Catalana Josep Ramon Bosch y la politóloga Àstrid Barrio-, los asistentes han acordado "pasar a la acción". El encuentro ha reunido a una veintena de representantes. Además de los de la Lliga, han participado de Lliures -Antoni Fernández Teixidó y Roger Montañola- y de Convergents -Teresa Pitarch-, así como exdirigentes históricos del PP como Santi Fisas, Montserrat Nebrera o Ricard Fernández Deu i el cap de llista d'Units per Avançar a Sant Cugat, Carles Toda. 

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No todos los participantes han firmado el documento definitivo, bajo el título 'Entesa Catalanista de Centro'. Así, por ejemplo, los miembors de Convergents -el partido de Gordó- no lo ha firmado porque "el soberanismo de centro y orden" que dicen representar "no tiene cabida en el texto pactado por la Lliga y Lliures. En él, los firmantes han convenido establecer un calendario de reuniones para concretar la fórmula más adecuada para presentarse a las elecciones. El target: todos aquellos catalanistas de centro derecha hartos con cómo se ha comandado el procés y el país y que aspiran a romper la política de bloques.

Como ya adelantó ElNacional.cat, el manifiesto plantea que la única manera de salir de "la actual situación de callejón sin salida" es "la moderación". Y para hacerlo fijan, de partida, cinco objetivos: reconocimiento de la identidad nacional propia y de la singularidad de Catalunya, plenas facultades para ejercer las competencias reconocidas en el Estatut, una fiscalidad propia para una financiación justa y equitativa, garantía de inversión en infraestructuras y promoción del bienestar, la cohesión y la justicia social.

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Astrid Barrio y Antoni Fernández Teixidó conversan al inicio del encuentro / Foto: Sergi Alcàzar

La idea, tal como apuntan a este diario algunos de los actores consultados, es tratar de pasar página del procés y superar la agenda soberanista. En este sentido, reivindican el ejercicio del autogobierno al cual consideran que han renunciado los independentistas. De ahí que la celebración de una consulta no se plantee, a priori, como uno prioridad.

Primeras bajas y reproches

Los movimientos están agitando el espacio. La aspiración de la Lliga de abrazar al partido de Germà Gordó, Convergents, ha llevado a la número dos de Manuel Valls al Ayuntamiento de Barcelona, a abandonar el barco. Eva Parera ha anunciado que deja el proyecto porque no le parece coherente "hacer una propuesta electoral para relevar el independentismo del Govern yendo de la mano de un partido que defiende la existencia de presos políticos y que su presidente votó las leyes de desconexión".

Units per Avanzar, que actualmente tiene una coalición con el PSC -con quien comparten grupo parlamentario y municipal en varios ayuntamientos catalanes- también ha emitido un comunicado para dejar claro que ellos son un partido político consolidado y que como tal no participarán "en debates que tengan como objetivo crear nuevos instrumentos electorales".

Duran y Lleida y otros intentos fallidos hasta la fecha

Si la cifra de 300.000 votos huérfanos que especulan sus impulsores fuera real, podrían perfectamente equivaler a unos 7 o 8 escaños en el Parlament; actualmente los comunes tienen 8 con 326.000 votos.

Ahora bien, vale la pena recordar que desde la extinción de CiU y hasta ahora, los intentos de representar este sector han sido múltiples y todos han acabado siendo fallidos. Poco después de la separación de CDC, Unió pensó que contaba con suficiente apoyo electoral como para hacer un buen papel en las elecciones en el Parlament del 27-S. Con Ramon Espadaler como cabeza de cartel, los democristianos recogieron 103.293 votos, insuficientes para obtener representación en la cámara catalana.

A pesar del batacazo, tres meses después, Duran y Lleida se creyó con la fuerza suficiente para volver a presentarse en solitario, en nombre de Unión a secas, a las elecciones generales de diciembre de 2015. Él también quedó fuera del Congreso, con 65.388 votos, es decir, empeorando los números de Espadaler.

La última experiencia, la más reciente, ha estado todavía más discreta. El partido que encabeza Germà Gordó, Convergentes, decidió presentarse a las últimas elecciones españolas, las del 28-A. Con Sílvia Requena como cabeza de lista acumularon 2.406 votos.