Si admites que te marchas de tu país por miedo a sufrir una detención arbitraria, te has exiliado. Superada la disputa léxica en la primera línea del texto, y a pesar de las filigranas que Ruben Wagensberg se empeña en hacer en las entrevistas, el exilio del diputado de ERC tiene una evidente carga política que conviene no obviar si no se quiere redimir al estado español de los efectos de la represión política. Wagensberg tiene que irse mientras ERC negocia una Ley de Amnistía en la que ni los diputados de ERC pringados por Tsunami confían. De hecho, la pregunta es quién confía en esta Ley de Amnistía, si incluso Gerardo Pisarello dijo desde el atril del Congreso que "con jueces de partido dispuestos a todo, incluso a inaplicar y a retorcer la ley, no hay seguridad jurídica posible".

Tanto en Junts como en ERC son conscientes de que no es la política lo que amarra el estado español, sino que la política sirve para blanquear el vínculo real: los poderes judicial, económico e incluso mediático que, a la hora de la verdad, trabajan compasados y con la unidad de España como objetivo común y prioritario. La Ley de Amnistía es un perro pastor que procura conducir a los corderos en un campo sin cercado. Joaquín Urías, exletrado del TC, dice en una entrevista: "no tengo ninguna duda de que los jueces utilizarán cualquier grieta en la Ley de Amnistía para acusar a tanta gente como puedan". No hay suficiente ley para tanta sed de venganza. Por eso es un error —uno más— que los partidos independentistas contribuyan al blanqueo: no deciden qué es y qué no es terrorismo, deciden de qué manera el poder judicial ejercerá toda su fuerza contra los catalanes. Que la diputada de ERC Pilar Vallugera diga que "esta ley, bien utilizada por los tribunales, garantiza la amnistía a toda nuestra gente" solo es una muestra del ansia que tiene la clase política catalana de creerse la chapuza de la segunda Transición, pero este "bien utilizada por los tribunales" rompe el espejismo. Si hay ganas, siempre se encuentran las herramientas. Si hay ganas y eres un juez español, tienes las herramientas y solo tienes que decidir cómo utilizarlas.

ERC vehicula la represión política que sufre o ha sufrido su militancia como un chantaje emocional para validar su estrategia

Como ha sucedido durante los años de procés, ERC debe intentar jugar el exilio de Wagensberg a favor de su estrategia política para mantener la firmeza del relato. Para variar, y con una coincidencia temporal que hace sospechar —Wagensberg está en Suiza desde Navidad—, ERC vehicula la represión política que sufre o ha sufrido su militancia como un chantaje emocional para validar su estrategia. "Todo el apoyo y estima al diputado y amigo Ruben Wagensberg ante la persecución política y represiva que sufre. La amnistía es necesaria, urgente e imprescindible", decía Marta Vilalta. Para ellos, una va con la otra. En realidad, sin embargo, una evidencia las carencias de la otra. El chantaje emocional no termina aquí. Para rematar la faena, siempre es necesario un poco más, y el hombre que ladra de ERC —que es Sergi Sabrià, igual que en el PSOE es Óscar Puente— ha hablado de "familias destrozadas" por el rechazo de Junts a la amnistía, lo que en realidad solo significa que tardarán un poco más.

Si los mandos de los partidos te arrebataron Tsunami de las manos y además has tenido que exiliarte, Ruben, renuncia al escaño, date de baja del partido y explícanoslo todo

La Ley de Amnistía es el muñeco con el que todo el mundo juega y en el que nadie confía. Wagensberg tampoco. Nadie duda de las consecuencias psicológicas de la persecución política. Es evidente que en el caso del diputado de ERC han jugado un peso importante a la hora de largarse. Rellenarlo todo de salud mental, sin embargo, quizás no es la apuesta más fiel a la realidad. El miedo siempre viene de algún sitio, incluso cuando en este sitio tu situación personal y el discurso de tu partido entran en contradicción. Si eso es así, dejar el acta de diputado nunca es el fin del mundo. Si además crees que no estás en condiciones físicas y psicológicas para continuar con la vida política, todavía lo es menos. Me parece, no obstante, que el problema es que en ERC no hay nadie dispuesto a ocupar la silla de Wagensberg. Ni él mismo, habiendo visto las consecuencias que puede tener, quiere ocupar su silla. Si es cierto que Wagensberg formaba parte de Tsunami Democràtic, y aprovechando que ahora está instalado en Suiza, quizás estará bien tomarse la situación como una oportunidad, tomar distancia y explicar la verdad de ese otoño de 2019. Si los mandos de los partidos te arrebataron Tsunami de las manos y además has tenido que exiliarte, Ruben, renuncia al escaño, date de baja del partido y explícanoslo todo.