Apasionante debate: ¿qué pasa cuando a un tertuliano famoso por hacer del ataque personal su seña de identidad le aparece un tema oscuro relacionado con su vida privada? ¿Los otros tertulianos pueden mojar la producción anual de Bimbo, Rosendo, Panrico, Turris, SantaGlòria, El Yayo Joaquín o Granier?

En la TV, todo da sabor al caldo y, como el espectáculo no se puede detener, el tema se añade al producto habitual, pero con matices.

Ponemos el ejemplo de Eduardo Inda, el malo oficial de la TV. Eduardo Inda, la postverdad en estado puro. Eduardo Inda, el malvado gracias al cual la gente mira los programas donde interviene porque los que piensan como él se reafirman en lo que piensan (y muy intensamente) y los contrarios también se reafirman con su opinión a base de expresar todo el odio que sienten por el personaje y por lo que representa (y más intensamente todavía).

Sucedió pocas horas antes de que, como cada sábado, Inda apareciera en La Sexta Noche (La Sexta) para faltar al respecto personal a cualquier persona, animal o cosa que se le pusiera enfrente. A través de Twitter, corrió como la pólvora que un juzgado de Alcobendas había dictado orden de embargo de cualquier ingreso que pudiera percibir "por incumplir sus obligaciones económicas con sus hijos". ¿Por qué? Porque resulta que Inda debe 13.344.44 euros de pensión (por cierto, simpática cifra) a su exmujer y a sus hijos.

Y empezó el programa. Y la diputada de Podemos, Carolina Bescansa, sacó el tema. Y pasó esto:

Y el se la devuelve. Se trata de no ceder ni un milímetro y aprovechar el momento en que cualquier otro se encogería, para poner en práctica el "Y tú más":

Qué, sensacional, ¿verdad? El formato Sálvame reproducido en un programa de debate político. Los tertulianos pasan de opinar sobre el resto de la humanidad a ser el centro del debate. Y es así como este momento sirve para engordar la audiencia del programa y para afianzar la posición del personaje como referente de la maldad.

Y es así como sus seguidores dirán: "pobre, aprovechan una mentira para cargar contra él porque no lo pueden combatir de ninguna otra manera" y los que lo odian (la mayoría) dirán: "qué sinvergüenza. Y encima el presentador lo defiende". Y, mientras pasa eso, el contador de audiencia sube y sube, que es de lo que se trata. La versión de la otra parte no importa. Lo que dice Inda puede ser verdad o no, pero tampoco importa. Lo que importa es generar debate, preservando al personaje, por si las moscas.

Porque él es la gallina de los huevos de oro. Él es el enxaneta de la estructura. Sin él no hay castell, ni diada en la plaza, ni jornada histórica. La piña y el tronco dependen de él para tener éxito. Y por eso, cuando un rato después del vídeo, y hablando de la pobreza infantil, él suelta: "Si yo estuviera en una situación de pobreza, saldría a la calle a pegarme con quien fuera para dar de comer a mis hijos".

¡¡¡BRU-TAL!!! ¡¡¡SEN-SA-CI-O-NAL!!! El personaje, fiel a sí mismo, reparte carnaza de la buena a sus enemigos para que lo odien todavía más, para que renieguen de él con todas sus fuerzas, eso sí, enganchados al televisor. Es la atracción por lo que te indigna. El pim-pam-pum perfecto en quien proyectar tus cabreos. Como los culés necesitan a Cristiano Ronaldo y los merengues a Piqué. La indiferencia no crea espectáculo. Ni ingresos. Inda es imprescindible y una buena demanda por impago aumenta su cotización... siempre que esté convenientemente controlada. El show tiene que continuar y esto lo alimenta.

¡Es perfecto!