Era gobernanta, enfermera, secretaria personal del Papa. Pasa a la historia por haber sido la primera mujer infiltrada dentro de un Cónclave. Pudo vivir dentro del Vaticano durante el Cónclave para cuidar de la alimentación y los medicamentos que necesitaba el cardenal Pacelli (futuro Papa Pío XII), delicado de salud. Aunque está prohibido que una mujer entre (y salga) de una reunión de cardenales donde se escoge un nuevo Papa, esta asistente del cardenal Eugenio Pacelli obtuvo un permiso extraordinario en 1939, que incluso fue comunicado por la Sala de Prensa de la Santa Sede. Las malas lenguas se referían a sor Pascalina como "la papisa". Si ella no lo veía claro, el Papa no concedía una audiencia, ni que fuera a un cardenal, un monarca, un presidente. Vivieron juntos la maldad del nazismo y la ocupación germánica de Roma en que uno de los planes era secuestrar al Papa.

Sor Pascalina Lehnert (1884-1985) ha sido una de las mujeres con más influencia en el Vaticano desde dentro de las estancias romanas. También ha habido figuras femeninas con notable ascendente sobre los pontífices, pero no vivían en Oltretevere, que es como se conoce el Vaticano en lenguaje eclesial. La mano derecha del Papa Pío XII durante más de 40 años, esta célebre sor Pascalina, es una de las mujeres que están enterradas dentro del Vaticano, en el pequeño Cementerio Teutónico. Sor Pascalina (Josephine Lehnert, de nacimiento) provenía de un entorno rural y religioso germánico. Un contraste con el Papa Pío XII, que era hijo de una familia noble romana. De hecho, el tío de Eugenio Pacelli (Marcantonio Pacelli) fundó el diario Osservatore Romano.

La joven Josephine se hizo Religiosa de la Santa Cruz de Menzingen. El nombre religioso escogido fue Pascalina. Nacida en Alemania, vivió los primeros años como religiosa en Suiza y fue enviada a la nunciatura en Múnich, donde conoció a Eugenio Pacelli, que era nuncio en Alemania y que se acabaría convirtiendo en el papa Pío XII. Benedicte Lutaud la ha escogido como coprotagonista de su libro Donne dei Papi, Las mujeres de los Papas, que ha editado Guerini en Italia y todavía no hemos visto por aquí traducido. Sor Pascalina protegía al Papa, que cuando fue escogido naturalmente la mantuvo como secretaria. Para ella era un privilegio, y no se encogía ante las críticas. El mismo Pío XII recibió cartas donde la criticaban. A ella le daba igual. Se sentía investida de un mandato divino, y en sus palabras, tenía "el privilegio de servir al Papa". Antes de morir escribió un libro de memorias, aunque se mantuvo 25 años en silencio, antes. Los Papas tienen sus asesores, que son los cardenales. Hombres. Con todo, los últimos Papas han disfrutado de la presencia próxima y del consejo de mujeres con criterio y autoridad que han estado a su lado y han determinado, en algunos casos, decisiones no menores. No menospreciéis nunca a una "monjita". Mandan. Y mucho.