Una panda de exaltados salmantinos silbaron el pregón de Sor Lucía Caram en Alba de Tormes. Resulta evidente que silbar, protestar y –en especial– organizar pregones es cosa de simios o de gente con demasiado tiempo libre pero, a pesar de ello, en casa tuvimos una gran alegría. Hay que silbar siempre a las reencarnaciones de Lucifer que se inmiscuyen en los maravillosos senderos de la creencia. Hay que abuchear sin límites la mojigatería y el feudalismo de las beatas, y todavía más si se aparecen revestidas con la tentación de la vanidad populista. Sor Lucía Caram es uno de esos típicos productos del conservadurismo argentino que ha vivido toda su existencia de los privilegios del Opus y ahora nos regala lecciones sobre igualitarismo. Sor Lucía Caram es la monja tiña y gritona que parlotea todo el día sobre pobreza mientras hace publicidad con Bartomeu enarbolando la bandera de Qatar. ¡Qué maléfica mujer, que individua más perversa, a cuanto plasta debemos aguantar!

Catalunya es un país de machos castrados de escasa virilidad que, por puro hábito, adoran sexualmente a las monjas. Primero aguantamos durante años a la pérfida Forcades, aquella señora que vivía mantenida en un monasterio unisex mientras nos daba lecciones sobre la revolución feminista, y ahora Caram, que en lugar de agradecernos que la hayamos librado del populismo sud-americano acogiéndola en el Bages se pasa todo el día intentando generarnos mala conciencia. Basta ya de recibir sermones sobre civilidad y progreso de mujeres que lucen cofia y no conocen la felicidad suprema del orgasmo. Basta ya de sufrir las monsergas de mujerzuelas que viven de una institución como la Santa Madre, que ha sobrevivido miles de años extorsionando a los contribuyentes y ahorrándose pagar impuestos por cualquier propiedad que explotase. Sor Lucía viaja a Salamanca y nuestros futuros ex-compatriotas españoles la silban. ¡Qué gente tan sensacional! ¡Qué ciudadanos más dignos!

La monja independentista se queja de recibir abucheos en Salamanca, a pesar de gritar exaltadamente Viva España y vivan los españoles. Aparte de falsa y pecadora como la banca argentina, la señora nos ha salido perspicaz. Cuando nos devuelvan el papeleo del archivo, deberíamos compensarles regalándoles a la sor, debidamente empaquetada. ¡Gracias, España!