La irrupción de la Guardia Civil en la sede de Vicepresidència el 20 de septiembre de 2017 no sólo no paró el 1 de Octubre sino que lo fortaleció. Para nada se lo pensaban los que fueron detenidos, sobre todo dos de las piezas primordiales de la logística del 1 de Octubre, según la Guardia Civil. Josep Maria Jové y Lluís Salvadó, en aquel momento mano derecha y mano izquierda de Oriol Junqueras, nunca se habrían imaginado que su detención no tenía que acabar con el 1 de Octubre sino que lo haría inevitable.

En aquellas interminables horas, días, en los calabozos de comisarías y juzgados, debieron de pensar que todo se iba al garete. No contaban con que en aquel momento de desencanto, ante un golpe policial que sacudió a todo el país, irrumpiría una mujer que haría suya aquella canción de Telesforo Monzón "Lepohan ar tu ta segi aurrera". La letra explica 'cuándo se cae un compañero, otro lo recoge y sigue adelante'. Era Marta Rovira. Ella cogió el testimonio y siguió empujando cuando Jové y Salvadó cayeron mientras medio gobierno quedaba catatónico y se abría el debate sobre si seguir o no adelante con el 1 de Octubre. El debate fue breve. Entre otros, porque la determinación de Rovira, en aquellas horas difíciles, no dejó ningún margen a la duda.

El asalto de la Guardia Civil a la Vicepresidència de Junqueras no fue ninguna broma. La misma detención de Jové fue de película. Una especie de operativo antiterrorista, casi a punta de pistola, lo interceptó cuando iba en coche, entrando en la ronda del Litoral. Como si la Interpol hubiera cazado a uno de los tipos más peligrosos (Jové, alias Heavy), en busca y captura. De hecho, había miedo, un miedo más que razonable a nuevas detenciones. Por eso aquel día sólo Oriol Junqueras se atrevió a personarse en Economia, en Rambla Catalunya. Puigdemont, y la mayoría de consellers del Gobierno, se recluyeron en el Palau, todo el día, mientras una multitud colapsaba Rambla Catalunya y la Gran Vía. La reacción popular fue magnífica, ejemplar, solidaria. Era un día de rumores. Entre otros, RAC1 dio también por hecha la detención de Pere Aragonès, aquella misma mañana. Era una operación amplia, con una docena de detenidos, también de otros departamentos. Pero fue sobre todo una operación contra el equipo de Oriol Junqueras, responsable principal del referéndum.

Ahora, justo ahora, es el momento de expresar la solidaridad y agradecimiento con dos personas que fueron primordiales, que aguantaron el tipo en los interrogatorios y que después de tres días abandonaron los juzgados con toda la dignidad, serenos, con un Jové animando a la gente con el puño alzado, a las puertas de la Ciut Juatdicial. No se dejaron intimidar. Y con un Salvadó pletórico y firme —ya había abrazado a Junqueras aquel 20 de septiembre en la sede de Hacienda a pesar de un operativo de la Benemérita que lo intentaba impedir. Salvadó, a solas, había construido toda la arquitectura de una verdadera hacienda nacional, como explican los periodistas Roger Tugas y Ferran Casas en I tot això com es paga?, el mejor trabajo publicado sobre la construcción de una hacienda nacional.

Hay unos cuantos que trabajaron duro. ¡Y tanto! Sólo habrá que esperar a tener la fuerza suficiente para desplegar su trabajo.

Jové y Salvadó fueron dos militantes republicanos primordiales en aquellos días, orgullo de toda la buena gente que ama el país y la libertad. No hay que perder ni un instante en los miserables que los han reprobado o han dudado de su compromiso. Todas las energías, todas, a blindar su defensa y a hacer frente a la fianza extorsiva que les han impuesto. Un pueblo que olvidara a sus militantes, a algunos de sus mejores hombres y mujeres, no se merecería ni una pizca de libertad. Nos tenéis y nos tendréis a vuestro lado. Gracias, camaradas.