En junio en la Moncloa se vieron caer antes de septiembre. El presidente reconoció haber valorado la dimisión. Los equipos buscaron salidas, noqueados por el informe Santos Cerdán, y el Comité Federal del PSOE fue un auténtico funeral a pesar del refrendo por mayoría de Pedro Sánchez. Por eso, el ya tradicional cierre del curso político de Sánchez ha sido una apuesta y escenificación del vaso medio lleno. Hay buenos datos económicos comparados con la UE, el empleo está en cifras récord, la inversión extranjera directa disparada y los indicios de ralentización económica de Estados Unidos no han llegado a España. El balance es salvable incluso en cifras parlamentarias. 43 leyes aprobadas y 86% de las votaciones ganadas en el Congreso. Esto, según el Gobierno. La realidad es que las leyes más icónicas del ejecutivo siguen en pausa y solo ha salido la ley de amnistía, la que más daño ha hecho a Sánchez en una oposición liderada por Feijóo en el Congreso y Ayuso desde Madrid.
Aun con los brotes verdes —que diría el ejecutivo—, se llega al ecuador con la legislatura en punto muerto. Lleva así desde enero y alcanzó su momento de colapso en junio. Los principales anuncios de Sánchez muestran su intención de arrancar el motor en septiembre. Los permisos retribuidos son la medalla de la coalición Sumar a falta de avanzar en la medida estrella de Yolanda Díaz. La jornada reducida, por más que se imponga en Europa, se lleva al otoño para evitar perder la votación en el Congreso. Ni Junts ni el PP la quieren, por más que sus votantes la validen en encuestas internas. El compromiso de presentar los presupuestos en 2026 lo habían pedido todos los socios. Sánchez no tiene otra salida, hace lo correcto y además le da oxígeno. Pero la dificultad ahora no son las peticiones de Junts o PNV, incluso de ERC. A esto se suma la coyuntura preelectoral. "Necesitamos todos los votos, al mismo tiempo, como en la película", decía Sánchez en el balance. Y en el otro canal: "A partir de septiembre puede pasar cualquier cosa en lo judicial", sostenía Feijóo. Esa posición preelectoral, en una legislatura viva y en coma al mismo tiempo, complica la negociación de presupuestos.
El desgaste de Sánchez viene del propio ciclo político, que supera ya los siete años
Los presupuestos dependerán, por tanto, de qué les pueda dar a los socios y ahora también de cómo quieran estos colocarse para las generales. Podemos es ahora el socio más difícil del bloque, en claro enfrentamiento con Sumar. Con unas marcas izquierdas por definir y donde dan por hecho el adiós al movimiento Sumar. Así, cualquier ley es más difícil de sacar que hace un año.
Las dificultades de Sánchez para gobernar no desaparecen, solo se trasladan a septiembre. Oriol Junqueras ya ha advertido sobre la financiación singular y Junts con la amnistía que no llega al president Carles Puigdemont. Está en el aire la posible crisis de gobierno en el arranque del curso político, un cambio de ministros que impulse la acción ejecutiva. Esto incluiría la salida de María Jesús Montero, vicepresidenta, ministra de Hacienda, al frente de la negociación de la financiación catalana y candidata a las elecciones andaluzas. Una incompatibilidad política porque no hay manera de no quemarse por ambos sitios. Más cuando Juanma Moreno podría adelantar las autonómicas en Andalucía para revalidar su mayoría absoluta y forzar el ciclo de las generales. O Castilla y León hacerlo primero y que sigan las andaluzas, como pasó en la anterior cita autonómica.
Como dicen desde la jefatura de presidencia, más que lo judicial, el desgaste de Sánchez viene del propio ciclo político, que supera ya los siete años. Pero los casos de corrupción pesan. La UCO tiene previsto entregar esta semana al juzgado los últimos informes del cuarteto Cerdán-Koldo-Ábalos-Aldama y volver con nuevas entregas ya en septiembre. El ejecutivo está en un momento de cierto alivio por la ausencia de novedades de calado y las declaraciones incongruentes de Víctor de Aldama —exculpa a Begoña Gómez cuando no se sabe grabado y pide implicarla ahora ante el Supremo—. La caída de Cerdán ha dejado en el aire la certeza de que cualquiera puede estar implicado, incluso el presidente. Y con cierta frivolidad se da por hecho el informe de Francina Armengol, el ministro Ángel Víctor Torres o la propia Begoña Gómez. La realidad se impondrá después del parón vacacional. El aire que consiga meter Sánchez a la legislatura con la presentación de los presupuestos puede marcar el aguante de Sánchez con el apoyo de los socios. Es un felino que cae de pie y al tiempo va consumiendo las siete vidas. La dupla de coalición de PP y VOX solo se espera con optimismo por sus votantes más acérrimos, por eso aguanta el bloque de Sánchez. Más que por apoyo, por el vacío existencial de lo que viene después.