La hegemonía socialista en el cinturón rojo solo tiene un adversario. Con permiso de los comuns, que tienen feudos como El Prat de Llobregat. Pero, en su conjunto, solo Esquerra Republicana plantea un pulso por la hegemonía metropolitana con los socialistas. Los republicanos de Junqueras son los únicos en condiciones de poner en cuestión el abrumador control metropolitano que ejerce el PSC. Nadie más. Una empresa titánica por como los socialistas disponen, además, de claras complicidades para mantener el statu quo con la complicidad descarada de Junts, que juega a fondo y sin complejos el papel de muleta. Tanto por estricto sentido de supervivencia como porque viven esta alternancia con una sentida incomodidad. Antes una región metropolitana eternamente socialista que republicana. Lo tienen claro.

Estos comicios municipales serán un nuevo test y todos los datos demoscópicos (los partidos están en pleno frenesí de encuestas y trackings municipales) llevan a creer que los republicanos consolidarán o avanzarán posiciones. De Sant Adrià de Besòs a Santa Coloma de Gramenet. De Sant Andreu de la Barca a Viladecans. De Palau-solità i Plegamans a Rubí.

Es en el cinturón rojo, sobre todo, donde se juega la partida de país, donde nos jugamos el ser o no ser

El cinturón rojo había sido un feudo del PSUC y la cuna de luchas obreras. Pero desde hace décadas es el bastión del poder de un PSC tan resiliente que incluso resistió el auge de Ciudadanos. Además, en 2019 pudo recuperar el control de la Diputación (gracias al entusiasmo de Junts) y toda su red de soporte a los ayuntamientos. Y es aquí, sobre todo aquí, donde se juega la partida de país, donde nos jugamos el ser o no ser. No hay república sin conquistar aquello que para Ciudadanos era Tabarnia. Y no habrá ninguna izquierda de verdad, transformadora y progresista, como aquella que fue el PSUC, mientras los socialistas perpetúen su dominio.

Que el PSC se resista con todo es absolutamente legítimo y lógico. Que los comuns —la izquierda que se reivindica heredera del 15-M— colaboren con ellos es poco edificante. Pero que aquellos que blanden ahora la estelada con furia hagan el triste papel de colaboradores necesarios para preservar el cinturón rojo en manos del PSC es de juzgado de guardia.

Si en algún momento los socialistas fueron izquierda transformadora, hace tantos años que no quedan ni remotas reminiscencias. Este cinturón fue rojo con el PSUC y lo fue en la República cuando la ERC de Macià i Companys fue hegemónica. De mucho, la formación política más represaliada históricamente

Si la Catalunya que quiere decidir quiere tener éxito, necesita sumar la región metropolitana, la más populosa del país. Y eso solo lo puede hacer la Esquerra Republicana de Oriol Junqueras (recogiendo el testigo de los Carod y Puigcercós). Porque la CUP no tiene la capacidad de aproximarse a las mayorías sociales. Y porque Junts no es que haya dimitido, que también. Es infinitamente más desolador. Trabaja sin manías para impedirlo.