Hace cerca de un año que se destapó un presunto fraude masivo de vinos con falsa DO por parte de la empresa Reserva de la Tierra, S.L. y de las empresas del grupo que pivotan a su alrededor. El caso surgió a raíz de las denuncias que las DO Priorat, Montsant y Terra Alta habían hecho a los Mossos d'Esquadra en el sentido que la empresa en cuestión utilizaba etiquetas falsificadas. Más adelante se añadió a la denuncia la DO Tarragona, con la sospecha de que sus botellas fraudulentas se exportaban al extranjero.

Con motivo de aquella crisis, la empresa, que tenía como marca más conocida en el mercado español el vino "Elegido" (en botella de litro y precio a partir de 1,5 euros), eliminó de sus instalaciones cualquier signo de identidad en las paredes del edificio que daban de manera bien visible a la N-420. Hace dos meses y medio que la empresa se encuentra en suspensión de pagos y ha presentado concurso de acreedores. Ayer se anunciaba que el fondo de inversión Sherpa Capital compra activos de Reserva de la Tierra (planta embotelladora, entre otros) con la voluntad de impulsar el segmento medio del vino español, pensando en la gran distribución. Damos por hecho que no lo hará a la manera de Reserva de la Tierra.

Ya se verá cómo evoluciona este contratiempo mercantil de una empresa que en 2020 vendió por valor de 58,1 millones de euros y el 2019 por valor de 60,1. Lo que no acaba, sino que acaba de empezar, es el proceso que llevará a sus responsables ante el juzgado de instrucción número 3 de Reus este próximo mes de septiembre.

En un artículo del pasado 25 de julio, el diario Catalunyadiari daba detalles del auto judicial que imputa a seis personas y cinco empresas del grupo implicadas en el asunto. Los indicios de la investigación policial hacen poner los pelos de punta. Destacaré algunos que resultan lo bastante ilustrativos de la categoría de los hechos y, sobre todo, la categoría de los personajes que pueden hacer un fraude como este. Cabe decir que la empresa estaba acreditada como comercializadora de las DO indicadas más arriba, pero el problema es que vendía vino de no se sabe dónde, con etiquetas falsificadas, haciendo pasar el producto como si realmente fuera de DO certificada.

La denuncia del fraude se desarrolló a partir del seguimiento de las etiquetas en supermercados del mercado español, un territorio donde las DO pueden ejercer su control. Sin embargo, hay una parte del presunto fraude que nunca se conocerá porque su seguimiento es casi imposible. Me refiero a la exportación.

Aquí algunas cifras:

  • El grupo Reserva de la Tierra entre 2019 y 2020 habría comercializado 22 millones de botellas de DO Terra Alta, mientras el Consejo Regulador nos había certificado menos de 2 millones.
  • De la DO Catalunya se comercializaron cerca de 3 millones de botellas, pero en realidad solo tenían certificadas menos de 1 millón.
  • En menor escala, pero no por eso menos grave, de la DO Montsant se habrían comercializado 27.000 botellas mientras que solo había 7.000 certificadas.
  • De la DOQ Priorat la empresa habría distribuido fraudulentamente el equivalente cerca de la mitad de lo que produce toda la DOQ junta.

La denuncia del fraude se desarrolló a partir del seguimiento de las etiquetas en supermercados del mercado español, un territorio donde las DO pueden ejercer su control. Sin embargo, hay una parte del presunto fraude que nunca se conocerá porque su seguimiento es casi imposible. Me refiero a la exportación.

En 2019 Reserva de la Tierra vendió más en mercados exteriores que en el mercado español: 27,6 millones de euros aquí y 32,6 millones de euros fuera. En 2020 las ventas en el mercado español fueron de 39,5 millones de euros y las ventas al exterior de 18,6 millones. ¿Cuánto de este vino comercializado en mercados fuera de control, sea en los Estados Unidos, sea en los países Bajos, sea a China, era fraudulento?

Reserva de la Tierra operó desde el 2017 a la manera de los milagros bíblicos. Uno, como las bodas de Caná, que cuando se había acabado el vino unas jarras llenas de agua se convirtieron en jarras del mejor vino; aplicado al caso que nos ocupa, vinos de origen desconocido se convirtieron en vinos con DO. Otro, la multiplicación de los panes y de los peces, en virtud de la cual con cinco panes y dos pescados se dio de comer a cinco mil hombres; en este caso, el poco vino auténticamente certificado de Reserva de la Tierra se multiplicaba para saciar mercados de manera fraudulenta con vino falsificado.

Todo triste y propio de ladrones. Todavía más grave tratándose de productos de la tierra. ¡Si todo eso es cierto, estamos expectantes para ver qué dice la justicia!